Uno de mis lectores me propuso la conversación como tema. Decía que Quito, la “carita de Dios”, ha perdido su encanto.

Las últimas estadísticas ubican al Ecuador en un estadio mejor: nuestros ciudadanos leen -promedio- un libro por año; antes leíamos medio libro en el mismo lapso. ¡Albricias!

¿Sabemos escuchar? El Ecuador se ha caracterizado por ser reactivo antes que proactivo. Los conflictos se producen cuando estamos a punto de tocar fondo, surgen voces de alerta y pedidos de diálogo.

La gratitud es el lenguaje del corazón. La gratitud es gratuita, donativa, simbólica y gratificante.

Johan Huizinga, autor de ‘El homo ludens’, significó un referente para los estudiosos de la condición humana. Él habló del juego como fenómeno cultural y demostró la insuficiencia de las imágenes convencionales del homo faber y el homo sapiens.

Un grupo de investigadores decidieron realizar un examen de cociente intelectual, en un grupo de estudiantes de 12-14 años de edad. Este examen era deliberadamente falso.

Las mujeres constituyen la mitad de la humanidad, y en nuestro país ya son nueve millones de féminas, que intentan ejercer una ciudadanía plena, mediante políticas y estrategias de inclusión, y la aplicación de las garantías constitucionales.

Es un neologismo. Personas e instituciones tratan de reinventarse, buscar novedosas y originales propuestas para responder a los desafíos del mundo actual. Y así resolver los problemas.

Recuerdo a Jardiel Poncela, escritor y humorista español, quien hizo reír a varias generaciones. ¿Se acuerdan de ‘Amor se escribe con hache’, ‘¡Espérame en Siberia, vida mía!’ y ‘La ‘tournée’ de Dios’? Irreverente, burlesco, original, Jardiel Poncela marcó una época con novelitas llenas de gracejo, oportunismo y fino humor que contentó a la mayoría y amargó a pocos, que le declararon libertino. Pero de ahí no pasó. Mejor dicho, pasó mucha agua debajo del puente y se vendieron millones de ejemplares.