domingo 29 de mayo 2022

¡Conexión!

Fausto Segovia Baus

Es la palabra mágica del siglo XXI. En esta ocasión enfatizaré en una propuesta de conexión relacionada con el aprendizaje.

La profesora Claudia Tobar, experta de la USFQ, dice que “un educador que no conoce el cerebro -sus conexiones neuronales- equivale al cardiólogo que no conoce el corazón”.

La conexión no solo implica procesos explicados por la teoría de sistemas, sino por imbricaciones complejas en varios ámbitos: biológicos, psicológicos, antropológicos y pedagógicos investigados por la neuroeducación, ciencia que combina la neurología con la formación y los aprendizajes; de manera especial, con las emociones, las destrezas, las habilidades y las competencias no solo lingüísticas, sino psicomotoras y valóricas.

El cerebro es un órgano emocional que busca patrones de comportamientos, cuyos factores están ajustados a la genética, la alimentación, el sueño, la estimulación y el ambiente. En este contexto, el cerebro es el motor de los aprendizajes.

Claudia Tobar hace un llamado especial a padres y maestros: “Los controles que ejercemos los adultos no educan. La imposición no genera aprendizajes. Nuestro papel es ejercer espacios de rehabilitación, porque los cerebros son diferentes y no son ‘esponjas’ como se cree”.

Las conexiones no son -necesariamente- con los ordenadores. La máquina nunca reemplazará a la emocionalidad. En esencia, aprender es conexión con las emociones. Nacemos creativos, con capacidad de construir, y en el camino perdemos esa competencia maravillosa. La inteligencia emocional es clave para mejorar como personas.

“Hay que reinventar la educación. El sistema educativo está diseñado a conveniencia de los maestros, no de los cerebros y necesidades de los niños”, finaliza Claudia Tobar.