
La curiosidad es el motor del aprendizaje y el descubrimiento. Pero, una vez los niños comienzan la escuela, ese impulso natural puede disminuir. Como padres, podemos reavivar esa chispa creando un entorno que celebre las preguntas, la exploración y el asombro. Aquí tienes estrategias prácticas basadas en psicología infantil y experiencias educativas.
1. Observa y sigue sus intereses
Presta atención a lo que les llama la atención: bichos, el cielo, la cocina, cuentos… Observar te permite descubrir sus pasiones y crear oportunidades auténticas de aprendizaje. Comenta en voz alta: “Me pregunto cómo se formó esa nube…” —y juntos podrán investigar.
2. Hagan preguntas juntos
Evita dar todas las respuestas. En cambio, incentiva la reflexión:
- ¿Por qué creen que sucede?
- ¿Qué pasaría si…?
Estos cuestionamientos abiertos alimentan la curiosidad y desarrollan pensamiento crítico.
3. Modela tu propia curiosidad
Los niños aprenden observando. Comparte tu fascinación cuando explores algo nuevo: un documental, noticia o experimento. Diles: “No lo sabía, veremos qué encontramos”, y búsquenlo juntos.
4. Usa play-based learning y experimentos en casa
Jueguen con cajas, construyan, mezclen colores, planten semillas. El aprendizaje lúdico es el mejor escenario para que descubran por sí mismos. Así florece su creatividad, autonomía y resiliencia.
5. Celebra los errores
Que fallen sin miedo: equivocarse es un paso necesario del aprendizaje. Si reaccionas con calma y humor, ellos interiorizan que explorar y probar es valioso.
6. Fomenta experiencias reales
Llevarlos a museos, al campo o hacer algo distinto en casa —como acampar en el salón— enriquece su mundo. Las vivencias despiertan emociones, interrogantes y aprendizajes que permanecen.
7. Responde con honestidad y busca respuestas juntos
Si no sabes responder, diles la verdad: “No lo sé, busquémoslo juntos”. Eso les enseña cómo aprender, no solo qué saber.