La idea de aumentar las defensas para evitar las infecciones resulta atractiva. Sin embargo, cómo poder hacerlo resulta difícil. Hoy día, se entiende en gran parte cómo funciona nuestro sistema inmune, pero nos queda mucho por investigar. Los distintos tipos de células y moléculas que lo forman trabajan en equipo. De esta forma, tienen un tipo de respuesta diferente según el tipo de germen que ataque.
Estos componentes mantienen un equilibrio para funcionar adecuadamente. Aún hay muchas cuestiones por resolver sobre cómo y qué células aumentar y en qué proporción para ayudar a nuestro sistema inmune de forma eficaz.
A todo padre y madre le gustaría que sus hijos se mantuvieran siempre sanos y protegidos, pero no siempre es posible. Lo que sí es realista es llevar a cabo medidas preventivas que hagan por fortalecer su sistema inmunológico, con lo que se pueden reducir considerablemente el número de gripes, resfriados y enfermedades futuras.
Una de las medidas para evitar que se quebrante el sistema inmunológico es evitar el abuso de los antibióticos. El abuso de antibióticos provoca el desarrollo de bacterias resistentes, el cual constituye uno de los problemas de salud pública más apremiantes de la actualidad. Además, los niños que los toman se exponen a sufrir efectos secundarios: dolor de estómago, diarrea o incluso reacciones alérgicas; solo deben tomarlos en caso de que un médico determine que los síntomas responden a una infección bacteriana ya que, en la mayoría de los casos, se trata de infecciones víricas.
Además, durante el verano, el horario de sueño suele verse alterado. Es importante que se reestablezca lo antes posible y se determine un horario regular para acostarse y levantarse; la mayoría de los niños necesitan entre 10 y 14 horas de sueño diario ininterrumpido. Si se respeta este horario, hay menos posibilidades de que lleguen a la escuela cansados, con lo que sus cuerpos estarán mejor preparados para protegerse de gérmenes y bacterias.
Los lácteos también juegan un papel importante en el sistema inmune. Para mantener las defensas es importante el consumo de estos porque proporcionan elementos constructores como las proteínas de alto valor biológico que son fundamentales para la formación de tejidos, recambio celular y la regeneración y reparación de los mismos. Además, son una fuente de hidratos de carbono y ácidos grasos como el mirístico, palmítico y oleico, importantes para funciones inmunitarias, digestivas, acciones de coagulación y para el sistema óseo, pues aumentan la captación de calcio en los huesos.
La nutricionista Adriana Brito, de Vita, recalca que el sistema inmunológico requiere contar con cada uno de los macronutrientes como las proteínas, hidratos de carbono y grasas, además de los micronutrientes como vitaminas y minerales. El mantener una alimentación adecuada, actividad física diaria y una actitud positiva es de suma importancia para que el funcionamiento del sistema inmune sea correcto.
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