Las matemáticas se aprenden jugando

Una metodología diferente para aprender sobre esta materia parte de lo concreto y sensorial, a la vez que involucra materiales que los niños manipulan.
Cristina Morales y sus dos hijos utilizan, en su espacio de aprendizaje, diferentes materiales. Para los pequeños es un juego. Foto: Diego Pallero/FAMILIA

Cristina Morales y sus dos hijos utilizan, en su espacio de aprendizaje, diferentes materiales. Para los pequeños es un juego. Foto: Diego Pallero/FAMILIA

6 de febrero de 2023 08:00
Gabriela Balarezo

Cada vez es más difundido que al momento de aprender lo que prima es la emoción y el juego, más que la repetición y la memorización sin sentido. Y las matemáticas no son la excepción.

Esta área de aprendizaje durante décadas ha sido tachada de difícil y ha significado muchos dolores de cabeza para los padres. Pero lo que vuelve a las matemáticas complicadas a los ojos de los estudiantes no son los conocimientos en sí, sino que lo que falla en realidad es la metodología de enseñanza.

La española Malena Martín es una de las promotoras de una nueva forma de enseñar y aprender esta materia. Ella, de profesión matemática, cuenta que su proyecto nació cuando veía que a sus hijos no les motivaban los ejercicios repetitivos y resolver operaciones por escrito. “Me horrorizaba ver que estaban aprendiendo por obligación y no por interés”, cuenta en su blog.

Así decidió investigar y formarse en el tema. En el camino descubrió el potencial de los materiales manipulativos, las experiencias del día a día y los juegos para enseñar a los niños conocimientos matemáticos.

Martín afirma que estos recursos manipulativos “dan un giro de 180° al aprendizaje de las matemáticas en el colegio y en casa”. Esta innovadora forma de enseñar se conoce como matemáticas manipulativas o lúdicas y plantea un cambio de perspectiva.

En la casa de Cristina Morales hay todo tipo de materiales con los que sus hijos de 6 y 9 años aprenden sobre este campo. Se trata desde regletas y un círculo Waldorf de madera, hasta elementos con cartón y componentes reciclados que ella mismo construye.

Mientras su hija usa una balanza numérica para hacer multiplicaciones, la madre practica con su hijo los valores posicionales y las decenas con una taptana elaborada con cartón.

De la teoría a la práctica

No hay quejas por parte de los pequeños ni la mínima señal de aburrimiento. Morales, además de diseñadora y mamá ‘homeschooler’, es mentora de matemáticas lúdicas y aprendizaje basado en juegos. Pone en práctica a diario los preceptos de esta nueva forma de aprender con sus hijos.

La base de la enseñanza es el juego. “Es lo que más llama la atención a los pequeños y lo único que les entusiasma”, señala Morales. La idea, entonces, es entrar por las emociones y también respetar el desarrollo cognitivo de cada uno.

Aunque hay cada vez más interés por las formas diferentes (y quizás más efectivas) de enseñanza, en las instituciones educativas aplicar las matemáticas lúdicas, según la mentora, no es una regla sino la excepción. “Hay un desconocimiento a escala general”, asegura.

Un círculo Waldorf (útil para multiplicar), un set de Tangram y otros materiales. Foto: Diego Pallero/FAMILIA

Un círculo Waldorf (útil para multiplicar), un set de Tangram y otros materiales. Foto: Diego Pallero/FAMILIA

Ella ofrece talleres y cursos dirigidos a padres, madres y a docentes. Los contenidos que imparte, en la teoría tienen todo el sentido del mundo pero en la práctica surgen las dificultades. Las matemáticas lúdicas o manipulativas requieren de inversión de material. Y no necesariamente porque sean implementos costosos. No es lo mismo elaborar una taptana, por ejemplo, para dos niños que para 30 o 40.

Morales reconoce que en las etapas iniciales de los niños el aprendizaje matemático suele darse a través del juego. Con el tiempo esta práctica se olvida o queda relegada para dar paso al abordaje de la parte abstracta. En este punto es cuando los niños empiezan a perder el interés, a frustrarse y a pensar que no pueden procesar esos conocimientos.

Enfoque sensorial

Como ocurrió con Malena Martín, esta mamá se interesó por el mundo de las matemáticas lúdicas por sus hijos. Al formarse para hacer ‘home school’ conoció sobre estos nuevos modelos de enseñanza.

Asimismo, como diagramadora de libros educativos de matemáticas, buscaba otra forma que transmitir los conceptos matemáticos a sus pequeños. En los libros se limitan “al ejercicio básico visual” cuando el enfoque debería estar en la parte concreta y sensorial; insiste que es por donde el niño aprende de mejor manera en la primera infancia.

Dice Morales que hay tres etapas de aprendizaje: el concreto o sensorial, el pictórico y el abstracto. El problema surge porque durante la enseñanza los docentes saltan de los juegos y la manipulación del material a lo abstracto. Estos saltos de etapas devienen en una sensación de rechazo.

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