Los límites frenan los caprichos excesivos

Cuando los niños no aceptan un no por respuesta y carecen de empatía, se habla del Síndrome del Emperador. La educación consciente o positiva puede ayudar a revertir estas conductas.
La ausencia de límites también genera inseguridad en los niños. Los padres no pueden perder su posición de figura de autoridad. Foto: Freepik

La ausencia de límites también genera inseguridad en los niños. Los padres no pueden perder su posición de figura de autoridad. Foto: Freepik

27 de marzo de 2023 08:00
Gabriela Balarezo

La cara más extrema del Síndrome del Emperador muestra a padres a la merced del hijo y que incluso llegan a sentir miedo de sus posibles reacciones. La jerarquía familiar, en estos casos, se invierte y no es sana porque son los hijos quienes tienen el poder de decisión sobre los progenitores, explica Sofía Freile, experta en crianza consciente.

Los pequeños a los que se identifica con este síndrome son aquellos a los que les cuesta recibir respuestas negativas, porque son sus mismos padres quienes pocas veces les dicen que no y complacen cualquier capricho. Asimismo, precisa Freile, se frustran más a menudo y les cuesta manejar esta emoción. Son egocéntricos, caprichosos y poco empáticos.

Según Rafaella Ferreyros, educadora y asesora de familias, una de las principales causas de esta serie de conductas es la falta de límites claros. Puede ser porque los papás “no hablan el mismo idioma”, es decir, que tienen estilos de crianza diferentes. Quizás uno es permisivo y el otro autoritario y cuando se trata de educar a sus hijos chocan y no llegan a ponerse de acuerdo.

¿Afecta la crianza positiva?

Dice Freile que cuando se habla de detonantes del Síndrome del Emperador hay dos vías posibles: los padres tuvieron una crianza muy permisiva y la replican con su descendencia o, al contrario, tuvieron un estilo de crianza muy autoritaria y quieren hacer lo contrario.

En muchos casos, como explica Ferreyros, ocurre porque los padres se sienten culpables por no tener el tiempo suficiente para sus hijos y creen que dejarles hacer lo que quieran es una forma de compensarles por no estar tan presentes.

Las nuevas corrientes de crianza consciente y disciplina positiva están lejos de ser permisivas y provocar los comportamientos propios de este síndrome, concuerdan ambas expertas. En realidad, estas formas modernas de educar a los hijos parten de la necesidad de poner límites claros, de una forma amable y desde el amor.

De hecho, estas reglas que bien pueden ser flexibles y negociables, propias de estos estilos de crianza, ayudan a restablecer una dinámica familiar y una jerarquía sana.

Consejos

Armonía. Es importante que ambos padres se pongan de acuerdo previamente en los límites que quieren establecer y actuar en conjunto. Se trata de reglas que si se incumplen tienen consecuencias lógicas, señala Ferreyros.

Expectativas.
 Freile menciona que no se trata de criar hijos que obedezcan solo porque sí, la responsabilidad de los progenitores es criar buenos seres humanos. Lo primero es ser conscientes de esta responsabilidad.

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