Los buenos cuentos
Los buenos cuentos son mentiras bien contadas, me lo dijo alguien. Yo estuve de acuerdo.
Contar o escribir cuentos es utilizar la imaginación para cubrir un embuste, aunque tengan una base real. La lectura para niños y niñas está hecha de cuentos y novelas (que son un cuento larguísimo dividido en capítulos).
Aquel “Había una vez”, “Cuentan los abuelos”, “Dicen que” o “Hace mucho tiempo” son frases mágicas: las llaves que abren un mundo maravilloso donde todo puede suceder en ese mismo instante; tan complicado como cuadrar un círculo.
Todos los seres humanos somos creativos. Así nos hizo Dios. Esto nos hace cuentistas, locos y poetas. Todo va en un mismo saco. De allí nace la fantasía en la literatura porque un cuento que no sea literario es un vulgar chisme.
Perseguir aventuras en un mundo irreal es magia y la magia es parte de la vida, especialmente en la niñez y la juventud. Los cuentos hacen ver las cosas de otra manera, creando situaciones, paisajes y seres tan extraordinarios como el reino de los dragones o cerditos voladores. Nada es imposible en un buen cuento.