La salubridad al momento de tatuar se refuerza en la pandemia

Las medidas de bioseguridad son fundamentales al momento de tatuarse.
El arte de tatuar se originó en el pasado. Ahora hay nuevas técnicas para realizar este tipo de arte en la piel.

El arte de tatuar se originó en el pasado. Ahora hay nuevas técnicas para realizar este tipo de arte en la piel.

9 de abril de 2021 13:32
Ana Alvarado

A lo largo de este año de pandemia, muchas personas han acudido a estudios de tatuaje para plasmar sobre su piel las experiencias o enseñanzas que les ha dejado la crisis sanitaria. Y si bien expresarse es necesario, es importante hacerlo bajo medidas de salubridad, más en estos días de covid-19.

Durante los tres primeros meses de la emergencia sanitaria, los estudios de tatuaje en Ecuador estuvieron cerrados. En junio, el COE Nacional emitió directrices para su funcionamiento. Hubo algunos cambios, como la reducción de aforo y la obligatoriedad de uso de mascarilla. Sin embargo, desde el 2014, los estudios de tatuaje en Ecuador deben cumplir con estrictas medidas de salubridad para obtener permisos de funcionamiento.

Patricio Nardi, artista tatuador, cuenta que los estudios deben contar con un área estéril, procesos de desinfección después de cada sesión de tatuaje, agujas desechables y pigmentos esterilizados con registro sanitario.

Además, todo lo que entra en contacto con el cliente debe tener una barrera plástica de un solo uso para evitar infecciones cruzadas. “Lo manejamos como si fuera un consultorio médico”, asegura.

De esta forma se evitan infecciones que podrían darse porque el tatuaje es una microperforación, que puede conllevar sangrado e irritación, en la epidermis.
En el estudio de Nardi, las agujas y barreras protectoras son desechadas a través de una empresa privada que maneja material de riesgo biológico.

En la actualidad, el cliente debe pasar por un triaje, es decir, una encuesta en la que debe responder preguntas sobre su estado de salud y sobre si ha estado en situaciones de riesgo de contagio de covid-19. Después, el cliente debe ser desinfectado y debe cumplir con el lavado de manos y uso de gel antibacterial.

Uno de los cambios más importantes tiene que ver con la reducción del aforo. Si bien anteriormente los clientes acudían con un amigo o familiar, ahora deben hacerlo solos.
“Muchos tatuadores están omitiendo trabajar de manera segura. Han empezado a trabajar en casa o a domicilio. Son prácticas peligrosas”, asegura Nardi.

Para este tatuador quiteño, es vital mantener los estándares de bioseguridad, pues lo más importante es la salud del cliente. Asimismo, busca que el estereotipo del tatuador fiestero desaparezca, para que la profesión sea cada vez respetada y normalizada.
“Siempre voy a portar la bandera del arte de tatuar. Quiero que se comience a abordar el tatuaje como lo que es, una profesión artística, no como lo que se pensaba”, dice el tatuador. Se refiere a los estereotipos de que los tatuajes están ligados con la cárcel, delincuencia, irresponsabilidad o maldad.

La necesidad de expresión a través del tatuaje aumentó durante los primeros meses de la pandemia, Nardi temía que las personas no volvieran al estudio por el miedo de salir de casa. No obstante, una vez que el COE autorizó esta actividad, el tatuador empezó a recibir decenas de pedidos de citas de forma constante.

El tatuaje, explica, es una forma de arte que ayuda a sobrellevar épocas difíciles y que a través de un símbolo permanente expresa sentimientos, emociones o experiencias. La incertidumbre, dice, también ha sido un motor para muchos de sus clientes.

Para Nardi, el tatuaje también es una experiencia en la que el cliente sale de su cotidianidad. “Mucha gente espera su cita por meses. Ir al estudio se convierte en una aventura”, relata.

En estos meses, el experto ha notado que se ha fortalecido la tendencia de los tatuajes con frases inspiracionales o motivacionales. “La gente busca plasmar ideas positivas, frases de lucha o perseverancia y mantras de superación personal”, dice. Sus clientes también quieren reflejar sus pasatiempos relacionados a un mejor estilo de vida, como la espiritualidad o el deporte.

Nardi cree que este arte se va a normalizar cada vez más en Ecuador, así como sucede en otras partes del mundo. Por ejemplo, en Barcelona, España, donde también ha trabajado, hay cientos de estudios de tatuaje debido a la alta demanda de este servicio.
“En la historia siempre ha existido la intervención de la estética propia para simbolizar algo dentro de un grupo humano”, finaliza.

El tatuador Patricio Nardi haciendo su arte.

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