Cada año aparecen nuevas dietas que prometen ayudar a bajar de peso de forma rápida y así alcanzar la figura deseada. Estas dietas ‘milagro’ generalmente son hipocalóricas y son altamente restrictivas, lo que pone en riesgo la salud de las personas.

La permarexia es la obsesión por alimentarse a base de estas dietas y es considerada el paso previo a otros trastornos de la conducta alimentaria. Quienes padecen esta enfermedad tienen una obsesión por contar las calorías de los alimentos.

Una de las causas para la aparición de este desorden es la presión social por tener cierta imagen corporal. A esto se pueden sumar problemas emocionales como la ansiedad, depresión y baja autoestima que van ligados a un historial de insatisfacción corporal.

Así, las personas empiezan a preocuparse de sobremanera por lo que comen, por cuántas calorías tienen los alimentos y por las porciones que ingieren.

Eventualmente, los pacientes pueden llegar a suprimir grupos de alimentos que son necesarios para una buena nutrición, explica la psicóloga Andrea Carrión, especialista en tratamiento de trastornos alimenticios. “Los carbohidratos son el primer grupo en ser suprimido de las dietas porque hay un temor a que estos engordan”, indica. Pero los carbohidratos son en realidad una fuente de energía y en una dieta balanceada no provocan sobrepeso.

Al igual que con varios desórdenes alimenticios y problemas nutricionales, uno de los grandes inconvenientes es que los pacientes manejan su dieta con información poco confiable y sin supervisión de un profesional. Entonces presentan deficiencias nutricionales por falta de ingesta de proteínas, vitaminas y minerales.

También pierden masa muscular, lo que afecta al metabolismo del cuerpo.
“Quienes padecen este trastorno alimenticio no son conscientes de ello. Generalmente piensan que únicamente están interesados en comer sano”, dice Carrión. “No se dan cuenta de los problemas de salud que están causando en su organismo”, agrega.

Es común que las personas con permarexia tengan episodios de hipoglicemia con síntomas como mareos, visión borrosa y hasta pérdida de conciencia.

Tratar este trastorno a tiempo es fundamental, pues quienes lo padecen pueden pasar fácilmente a otros más graves como la anorexia, bulimia y el trastorno por atracón. En estos casos se usa la terapia cognitiva-conductual para reducir los síntomas y mantener una relación sana con la comida.