El oído, el órgano menos cuidado

La falta de cuidado del oído puede derivar en molestias graves. Foto: Freepik

La falta de cuidado del oído puede derivar en molestias graves. Foto: Freepik

7 de marzo de 2019 09:28
Nancy Verdezoto

El oído es una de las partes más importantes de nuestro cuerpo. No solo nos permite comunicarnos y comprender el entorno en el que vivimos, sino que también se encarga de nuestro equilibrio.

Sin embargo, es uno de los órganos que menos cuidados y atención recibe.
Cada 3 de marzo se celebra el Día Mundial de la Audición, para recordar al mundo la necesidad de prevenir los problemas ligados a la escucha.

De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), 466 millones de personas en todo el mundo padecen pérdida de audición discapacitante, de los cuales 34 millones son niños.

Las causas de pérdida de audición son muchas y van desde congénitas hasta adquiridas. En estas últimas están las enfermedades infecciosas como la meningitis, el sarampión y la parotiditis, y la otitis media. Pero además, por el uso de algunos medicamentos, como los empleados para tratar las infecciones neonatales, el paludismo, la tuberculosis farmacorresistente y distintos tipos de cáncer.

No obstante, una de las causas que más fuerza ha cobrado en los últimos años es la exposición a sonidos muy elevados durante actividades recreativas, como el uso de aparatos de audio personales (audífonos) a un volumen elevado durante períodos prolongados, o en bares, discotecas, conciertos y acontecimientos deportivos.
De hecho, la OMS estima que cerca de

1 100 millones de jóvenes entre 12 y 35 años, o casi el 50% de esta población, corren el riesgo de perder la audición por el uso de audífonos.

De allí que el organismo internacional estableció ciertos parámetros para su utilización como que tengan opciones de limitación de volumen y de margen de sonido, que controle el tiempo de exposición a los sonidos.

A escala mundial se estima que cerca de la mitad de los casos de pérdida de audición puede prevenirse. Incluso, para los niños menores de 15 años este porcentaje sube al 60%. Las soluciones entonces son sencillas, van desde vacunar a los niños contra las enfermedades de la infancia, en particular el sarampión, la meningitis, la rubéola y la parotiditis; prevenir las infecciones por citomegalovirus en mujeres embarazadas, y reducir la exposición a ruidos fuertes (tanto en el trabajo como en las actividades recreativas).

Pero además, los especialistas recomiendan realizar exámenes médicos de forma periódica. En los bebés estos se deben hacer desde que son muy pequeños, para determinar el estado de su salud auditiva y descartar problemas congénitos en el oído de los pequeños.

En temas generales, la pérdida de audición provoca algunas consecuencias negativas en quien la sufre. Una de las principales consecuencias es la limitación de la capacidad de la persona para comunicarse con los demás. En los niños el desarrollo del habla se suele retrasar y afectar también su desempeño escolar en todos los niveles.

Esto trae consigo -a su vez- problemas emocionales, porque se genera una sensación de soledad, aislamiento y frustración porque no se pueden comunicar de forma correcta. Además, el mundo ha creado serias barreras para quienes tienen problemas al escuchar.

La OMS calcula que los casos desatendidos de pérdida de audición representan un coste mundial anual de USD 750 000 millones, porque afecta a varias áreas como la sanitaria y la educativa.F

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