Cuando un niño se enferma, gran parte de su recuperación dependerá de la atención y cuidados que se les brinda, principalmente de los que provienen de mamá.

Los lazos que existen entre una madre y su hijo generan la seguridad que los pequeños necesitan y le brindan seguridad y tranquilidad para sobrellevar cualquier enfermedad.

Las más comunes son las relacionadas al sistema respiratorio y al aparato gastrointestinal. Las primeras, por virus y las segundas, por bacterias.
Estas últimas son más complicadas porque pueden producir más problemas a la salud y requieren tratamiento y atención especial.

Una de las soluciones más eficaces es el uso de probióticos, que son microorganismos vivos que, al tomarse en cantidades adecuadas, ayudan a nuestro organismo a prevenir trastornos gastrointestinales.

Esto, porque interactúan con la flora intestinal para evitar que los organismos perjudiciales se reproduzcan. Muchas mamás buscan tratamientos que incluyan estos organismos, porque son naturales y fáciles de administrar.