En la tercera edad aparece una fuerte incidencia de enfermedades mentales como el alzhéimer, la demencia senil y el párkinson, que se caracterizan por la degeneración de las neuronas. Este problema ha llamado la atención de centros especializados que buscan asistir a las personas y prevenir estos males.

En el mundo existen clubes de esparcimiento para personas mayores de 65 años. Esta tendencia poco a poco gana espacio también en el país, para ayudar a quienes se han jubilado a encontrar alternativas para pasar su tiempo libre y prevenir cualquier mal propio de la edad.

María Leonor Viteri tuvo la idea de formar un club para los adultos mayores. Ella se dio cuenta de que no existía un espacio para que sus padres realizaran actividades que les mantuvieran bien y que mejoraran su calidad de vida.

Así, hace casi un año nació Vivemás, que recibe a los adultos mayores desde los 65 años para ayudarles en tres áreas: cognitiva, física y artística. “No somos un ancianato. Somos un club en donde ayudamos a prevenir las enfermedades neurológicas que llegan con la edad. Nos dimos cuenta de que muchos de estos males se potencian con la depresión, porque no hacen nada durante todo el día y se aíslan”, explicó Viteri.

Ella trabaja con su hermana en el club en donde atienden a unos 25 adultos mayores. Los reciben desde las 09:00 hasta las 13:00, de lunes a viernes. Cada día realizan tres actividades distintas (una de cada área), como bailoterapia, pintura, arte escénico, análisis de textos literarios, entre otras, que les ayuda a mejorar sus habilidades. Además, se mantienen activos y con personas de la misma edad, con sus mismos gustos y necesidades.

El arte les ayuda a aflojar las articulaciones, con lo que se evitan problemas de los huesos y de las articulaciones. Foto: Vicente Costales/ Familia

“Lo más difícil ha sido romper con los tabúes y que se entienda que no somos un ancianato ni un asilo. Nuestro reto más grande ha sido motivar a las personas a que se vinculen a este tipo de actividades. Es un tema cultural, porque antes los abuelitos se quedaban en la casa cuidando nietos, pero ahora los chicos ya no regresan a la casa pronto porque están llenos de actividades y los abuelos pasan solitos. Aquí les ofrecemos actividades según las necesidades de cada persona; vienen dos o tres veces por semana, no hay un límite”, explicó María Elena Viteri, hermana de María Leonor.

Fabiola Durán es una de las visitantes del club. Para ella, la experiencia que ha tenido en este lugar le ha “renovado” su vida, porque ahora ha hecho amistad con las personas de su edad y pasa activa.

Lo importante es que este tipo de actividades sean impulsadas por las familias. Que los hijos y nietos los apoyen tendrá un beneficio mayor. “Muchos hijos nos dicen: ‘es increíble el cambio de mi mami. Es otra persona por completo’, y para nosotros ese es el mejor regalo que podemos recibir”, explicó María Elena.

Las actividades de ejercicios se combinan con paseos semanales a distintos lugares, museos, parques y lugares parecidos. Esto les ayuda a conocer nuevos espacios con sus amigos y con la tranquilidad de que llegarán sin ningún problema. A cada actividad les acompaña una enfermera también, por cualquier problema médico que pueda suscitarse.

Este espacio está destinado a personas que pueden valerse por sí solas, porque así no se interfiere con el proceso de los demás. La vejez no debe ser vista con un paso previo a la muerte; ahora hay más adultos mayores que pueden disfrutar de una vida activa y plena, más allá de su edad