El cáncer de pulmón es una de las enfermedades más agresivas que existen y se produce principalmente por el consumo de tabaco. Quien lo contrae tiene una alta probabilidad de fallecer, porque su diagnóstico no siempre se puede realizar en etapas tempranas de la enfermedad.

Según Milton Jara, oncólogo clínico, este tipo de cáncer se desarrolla en las células pulmonares y puede migrar hacia otros órganos del cuerpo como hígado y huesos, con lo que se convierte en metastásico.

“El 90% de los casos de cáncer de pulmón se relacionan con el hábito de fumar y el 10% corresponde a contaminación ambiental o situaciones ocupacionales”, puntualizó el médico.

El tabaco contiene sustancias cancerígenas como arsénicos e hidrocarburos, que al entrar en contacto con las células de la boca y el pulmón las vayan destruyendo hasta convertirse en cáncer.

El problema es que esta enfermedad no produce síntomas de inmediato, sino cuando ha avanzado y ya poco se puede hacer para curarlo. “La sintomatología es muy específica. Se presenta con tos, con expectoración, pérdida de peso y dolor torácico, pero aparecen en estados avanzados”, comentó Jara.

En Sudamérica, el año pasado se produjeron unos 68 000 casos de cáncer de pulmón, pero de ellos, 62 000 fallecieron. En Ecuador esta cifra fue de 1 300 casos, pero 1 000 murieron.

En esta enfermedad no se puede aplicar un tratamiento de trasplante, porque seguramente cuando se lo diagnosticó ya se dispersó al cuerpo. Se trata con quimioterapia o con algunos medicamentos biológicos, según cada caso, que ha permitido una sobrevida del 40%. Pero no todos los pacientes son elegibles para este tipo de tratamiento.

La única prevención posible es no fumar. Esto aumenta en 30 veces la probabilidad de contraer cáncer de pulmón. Los fumadores pasivos tienen un 10% de probabilidad más que quienes no fuman.