Volver al futuro nos invitó a soñar

2012-08-19 05:00:00
David Landeta

VOLVER AL FUTURO NOS INVITÓ A SOÑAREl director desea que al menos hasta su muertenadie arruine su obra.Por Alejandro Ribadeneira (I)Treinta años después de su primera función, 'Volver al futuro' ya es una película sin tiempo, aunque su saga tiene reputación de futurista. En realidad, este filme que cuenta las aventuras de un adolescente que por accidente viaja de 1985 a 1955 en una máquina del tiempo, no acertó ni en la mitad de sus predicciones científicas mostradas en su segunda parte.No hay patinetas flotantes en las tiendas ni chompas autoajustables y con autosecado. Nunca llegaron esos Nike con cordones automáticos (¿qué madre no hubiera querido un par para sus hijos?) ni mucho menos los autos voladores (¿se imaginan restricción de pico y placa con semejantes máquinas?).Bueno, es verdad que tenemos Skype y Google Glass, pero lo realmente cautivante de esta película no está en cuán acertado estuvo el mundo que propuso el guión sino en el enorme poder de atraparnos con una historia que nos obliga a hacernos preguntas sobre nosotros mismos.Suena demasiado pretencioso que una comedia de ciencia ficción tenga esos alcances filosóficos, pero así resultó y por eso 'Volver al futuro' es tan grandiosa y al mismo tiempo tan fresca, atemporal y reflexiva. Robert Zemeckis, el director, partió de preguntarse cómo resultaría ser amigo de su padre si pudiera viajar al pasado. Primera idea cautivante: descubrir que tu padre es víctima de bullying, que va para 'looser' y que necesita ayuda.Todo el filme gira en torno a las decisiones que tomamos y que afectan a nuestros parientes, conocidos y aun gente en la que menos pensamos. Pero lejos de aburrir o abrumar, el marco para plantear esto convirtió al relato en una experiencia disfrutable. Están los chistes, por supuesto.Está el carisma de Michael J. Fox y su irrepetible química con Christopher Lloyd, invencible fórmula de maestro sabio y alumno inocente. Está la máquina del tiempo, artilugio que ya imaginó Herbert George Wells en su célebre novela de 1895 (sí, otro año múltiplo de 5, !no puede ser casual!) pero que en 'Volver al futuro' es un auto, idea irresistible y genial. Y pensar que Zemeckis consideró primero un refrigerador.También está la banda sonora, las canciones de Huey Lewis and the News (¿quién no ha escuchado 'The Power of Love' alguna vez'), los brincos del relato, los camaleónicos Tannen y mil detalles más, como los efectos especiales, el vestuario, los escenarios y, como telón, las cientos de páginas de Internet que cazan errores sobre esta película, con una devoción casi religiosa.Pero, sobre todo, está el reto de asumir que el futuro no está escrito, que puede ser creado por uno mismo y que puede ser maravilloso. Por eso se la mira una y otra vez: más que un nostálgico reflejo de unos años 80 que no volverán, 'Volver al futuro' es una invitación a seguir adelante.

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