Un malo de película

2015-03-31 05:00:00
Gabriela Vivanco

UN MALO DE PELÍCULAJoaquín Cosío, el mexicano que ha actuado de villano en Hollywood.*Por Iván OñatePor nada en el mundo podía imaginar que en este último viaje a México, conocería a un célebre malo de Hollywood, compartiría la Feria del Libro de Monterrey con el premio Nobel de Literatura Le Clézio y, como si fuera poco, me saldría la foto con una diosa del cine de oro mexicano: Yolanda Montes, Tongolele.Pero vayamos por partes. En el mundo cultural mexicano, es ya una tradición que todos los finales de febrero, en un restaurante del DF, se festeje el cumpleaños del poeta Marco Antonio Campos. Allí, en almuerzos anteriores, conocí al poeta argentino Juan Gelman, al director de La Jornada Cultural: Hugo Gutiérrez Vega, al consagrado poeta Eduardo Lizalde y a otros.Uno de los invitados infaltables a esta celebración es el poeta de Ciudad Juárez y ganador del Premio Nacional Aguascalientes: Jorge Humberto Chávez. No te preocupes u00c2u0097me dice, cuando saludamosu00c2u0097como en otros años, yo te llevaré a tu hotel. Eso significa que al finalizar el almuerzo, pasaremos por alguna tasca, bodegón o vinatería, donde gozaré de su plática sabia y divertida sobre los secretos del vino- Pero esta vez u00c2u0097me anticipau00c2u0097 visitaremos la casa de un amigo.A esta visita, también nos acompaña otro premiado poeta de Chiapas: Efraín Bartolomé y su esposa Guadalupe que, por cierto, ponderan los paisajes de Baños de Tungurahua y recuerdan con mucha alegría a mis amigos y coterráneos Mari Pachano y Herman Saa.Cuando llegamos a la casa, lo primero que llama mi atención es la imponente corpulencia del anfitrión que nos aguarda en la puerta. Tanto, que se me ocurre pensar en el Mandíbulas de las películas de James Bond. Maestro u00c2u0097me saluda el gigantónu00c2u0097, Joaquín Cosío, para servirle. Y mi mano, literalmente, desaparece entre la suya.Mientras contemplaba al gigante jugar con su pequeño hijo que aprendía a caminar, Jorge Humberto Chávez me relata que con Joaquín son amigos de la infancia y que desde muy temprana de edad, los dos soñaban con ser poetas.Cuando salimos de la casa, Guadalupe comenta sobre el hermoso auto que observamos en el garaje. Entonces se me ocurre preguntarle que quién era el corpulento personaje. ¿No sabes? !Es Joaquín Cosío, un actor de cine famosísimo!Ya en el hotel, investigo por Internet el currículo del personaje. Me quedo asombrado, pues lo primero que observo es que actuó como el bandolero Jesús en el Llanero solitario con Johnny Depp, que hizo el papel del general Medrano en la película Quantum of Solace de James Bond. Que actuó como Morales en La dictadura perfecta. Pero en adelante, todos se referirían a él como el Cochiloco de la película de Luis Estrada: El infierno.El la noche del día siguiente, mientras caminaba por la calle Madero en dirección al Zócalo, recibí una llamada telefónica: Iván, aquí tengo a alguien que quiere saludarte me dice Jorge Humberto Chávez. Al otro lado de la línea escucho la voz de Joaquín Cosío y lo primero que hago es disculparme por no haber estado al tanto de su vida cinematográfica. Qué pena u00c2u0097le digou00c2u0097, y pensar que realmente admiro a los malos de película.Cierro el teléfono y me dirijo hacia el mástil que centraliza la gigante explanada del Zócalo. Es mi antena cósmica, le había comentado alguna vez al poeta portugués Nuno Judice. También, este marzo del 2015, ejerció su magia sobre mi destino. Estaba signado que al final de un viaje que me llevaría por Tlaxcala, Oaxaca, San Luis Potosí y Monterrey, conocería a una admirable y bellísima mujer: Yolanda Montes, Tongolele. Calificada por muchos años, como la mala de la película.

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