W. R. Hearst el magnate de los medios

2010-03-18 00:00:00

W. R. HEARST EL MAGNATE DE LOS MEDIOSEste hombre, literalmente, fue el malo de la película.Noticia es lo que alguien NO quiere que se publique... el resto es publicidad. Así se expresaba William Randolph Hearst, el estadounidense que más mala fama dio al periodismo. Cínico, polémico... todo lo que quieran imputarle, con tal de vender. Así fue hasta su muerte, el 14 de agosto de 1951, hace exactamente 60 años.Hijo único de un minero millonario, se involucró con la comunicación social por pura casualidad. Su padre era aficionado al póquer. Un día recibió, como pago por deudas de juego, un diario de California.Así fue como W. R. Hearst se convirtió, en 1887, a los 23 años, en gerente propietario del periódico San Francisco Examiner. El flamante licenciado en Harvard aprovechó la oportunidad. Después compró otro diario , fundó un tercero y más. Lo bueno fue que imitó el estilo de Joseph Pulitzer (quien introdujo el periodismo de investigación). Además, contrató articulistas de primera, como Mark Twain, Jack London, etc.Lo malo fue que se dejó llevar por la ambición y se convirtió en sensacionalista, con tal de crecer en circulación. El 15 de febrero de 1898, el navío estadounidense USS Maine, anclado en La Habana (Cuba, entonces colonia española), explotó y murieron 266 marinos. Mientras los demás diarios de EE.UU. fueron cautos hasta saber la causa del desastre, Hearst avivó el fuego y fue uno de los causantes de la guerra contra España. En aquel tiempo, experimentando con colores, apareció en los diarios la historieta llamada Yellow Kid (u00c2guambra' amarillo). Ese color sirvió para designar el tipo de periodismo que promocionaba Hearst: la prensa amarilla. A fines de los años 30, Hearst se juntó con gente de ultraderecha, como el aviador Lindbergh, simpatizante de los nazis. Él, que había promocionado las guerras, ante el inminente conflicto europeo, propugnaba solapadamente la paz a toda costa. Que EE.UU. no se involucrara contra Alemania era el pedido de Lindbergh. Adicionalmente Hearst, dueño de decenas de diarios y revistas, escribió con mucho descaro un Código de Ética para medios. Los enemigos de Hearst, que eran miles, denunciaban sus prácticas escribiendo en los periódicos de su rival, el buenou00c2u00a0 Joseph Pulitzer. Pero la mayor bofetada que recibió el magnate de los medios vino del cineasta Orson Welles, en 1941. u00c2Ciudadano Kane' es una de las mejores películas de la historia y la mayor denuncia contra la verdadera prensa corrupta. Hearst quiso comprar el filme pagando el triple de lo que había costado su producción, para que no se exhibiera. Usó sus contactos u00c2duros', tanto en el FBI como en la mafia, para intimidar al director Welles. No obstante, la obra sí se exhibió. Después de Pearl Harbor, Hearst se dedicó a apoyar la guerra, pero se le fue la mano, al predicar la necesidad de internar en campos a los estadounidenses de origen japonés.u00c2u00a0 En una de sus residencias de California (con 50 hectáreas de jardín y una mansión de 165u00c2u00a0 habitaciones) falleció a los 88 años. Sus herederos, con alguna excepción, son gente respetable. Paz en su tumba.

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