Perseverar hasta cumplir los sueños

Jeison Aristizábal tiene parálisis cerebral. Esta discapacidad lo motivó a ayudar a niños que tienen la misma enfermedad. Fue nombrado héroe de CNN.
Jeison Aristizábal inició un proyecto de ayuda a niños y jóvenes con parálisis cerebral. Foto: Galo Paguay / Familia

Jeison Aristizábal inició un proyecto de ayuda a niños y jóvenes con parálisis cerebral. Foto: Galo Paguay / Familia

9 de diciembre de 2018 12:31
Nancy Verdezoto

Jeison Aristizábal siempre tiene una sonrisa a flor de labios. Para él, existen muchos motivos para ser feliz y agradecer a la vida.

Hace 35 años, nació en la casa de una partera en un distrito humilde de Cali, Colombia. Durante el parto, Jeison sufrió falta de oxígeno, lo que le provocó parálisis cerebral. Además, nació con una malformación en la cadera y fue creciendo con dificultades para hablar, caminar o mover sus brazos.

Esto lo obligó a someterse a un sinnúmero de operaciones para corregir su cadera y sus rodillas, que le permitieran caminar mejor. Tras cada cirugía, llegaba la recuperación: en cama, luego silla de ruedas y finalmente fisioterapia.

Este era un proceso muchas veces tortuoso, pero ni Jeison ni su familia se rindieron nunca. “La clave es la persistencia, porque hemos intentado todos los días y lo seguiremos haciendo. La clave de los ganadores es intentar todos los días hasta conseguirlo. Cuánto tiempo hay que buscar algo, no sabemos; nosotros vamos 18 años y seguimos persistiendo”, puntualizó el joven.

Y es que a los 17 años empezó un sueño, el que se ha convertido en su misión y su mística de vida: ayudar a los niños que también sufren de parálisis cerebral y a sus familias.

Todo empezó cuando conoció a un vecino suyo, un niño que no podía caminar, lo que lo mantenía atado a su cama. Todo, porque su familia era muy pobre como para poder comprarle una silla de ruedas.

Entonces, se puso en contacto con una amiga que trabajaba en un diario en Colombia. Le pidió que lo dejaran publicar dos renglones para pedir ayuda. Estas decían: ‘el niño Eliécer necesita una silla de ruedas. Si usted la tiene, dónenosla’. “Eso era todo lo que decía el anuncio en el periódico. Y ese mismo día nos donaron la silla de ruedas para que el niño se pudiera mover y salir al parque o a pasear”, relató Jeison.

La alegría que le produjo ayudar a su vecino se empezó a multiplicar. Cada día recibía llamadas de otros conocidos que le pedían su apoyo.

“Empezamos en el garaje de la casa de mis papás. Allí improvisamos una sala de terapia. Empezamos con 20 niños, luego llegaron 50 y me tocó pedir prestados la sala de la casa, el comedor, luego un cuarto y poco a poco literalmente nos tomamos la casa de mis papás. En corto tiempo llegaron 150 niños y así empezó una historia bonita”, señaló.

Jeison dice que soñar es lo que lo motiva para seguir adelante en su tarea. Esto le ha abierto muchas puertas para ayudar a más y más personas.

Cuando la casa de sus padres quedó pequeña para todo lo que querían hacer, se propuso conseguir un espacio más grande para establecer allí una organización de apoyo a quienes sufren parálisis cerebral.

Un día, vio que un show de televisión ofrecía cumplir el sueño de alguien. Jeison les escribió y les contó lo que había hecho hasta entonces y la necesidad que tenían de tener una casa que se convierta en la sede de su fundación Asodisvalle.

“Les dije que todo lo que había sucedido hasta entonces había sido una cadena de sueños. Habíamos empezado con una silla de ruedas, luego una sala de terapias y ahora necesitábamos un espacio. Todo se consiguió con un sueño que luego atrajo a otros”, explicó.

Y ese sueño se cumplió. Ahora atiende a 680 niños con discapacidad y se les brinda educación, alimentación y rehabilitación.

Esto le valió el reconocimiento de varias entidades. Entre ellas, el Congreso colombiano y la cadena noticiosa CNN, que lo nombró Héroe en 2016.

Esto trajo consigo el apoyo para seguir con el trabajo que lleva adelante. Pero además, lo impulsó a viajar por el mundo contando su historia. Él dicta una conferencia sobre las tres claves de la felicidad: no quejarse, soñar y ser agradecido.

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