Caer y levantarse es la consigna en este grupo

En este grupo de pequeños ciclistas que practican BMX, la mayoría son niñas. En los entrenamientos aprenden a perseverar y también sobre compañerismo. Se preparan para las diferentes competencias.
Los grupos de BMX se dividen por edades y por  habilidades de los niños. Foto: Diego Pallero / Familia

Los grupos de BMX se dividen por edades y por habilidades de los niños. Foto: Diego Pallero / Familia

1 de junio de 2022 08:00
Gabriela Balarezo

Aunque el cielo está cubierto de nubes grises y el viento sopla fuerte, los siete niños –normalmente son ocho– que asisten ese viernes a los entrenamientos de BMX en la pista de tierra del parque La Carolina ni se inmutan por el frío. Se lanzan por la rampa y pasan por detrás de unos conos en la primera curva de la pista.


Visten los uniformes del club (específicos para la modalidad BMX), rodilleras, coderas, pecheras, zapatos cómodos, guantes y cascos que les cubren parte de la cara. En sus bicicletas de equilibrio avanzan confiados sobre los montículos y las curvas.

“Corriendo, vamos. Sin dejar de correr”, les dice Lenin Camacho, su entrenador.
Tienen entre 3 y 5 años y se entrenan en La Carolina tres días a la semana durante dos horas.

Aunque por su edad podría ser difícil seguir el ritmo, ellos están totalmente acostumbrados. Gran parte del mérito lo tiene el ‘profe’ que les enseña a través de juegos.

Después de completar el ejercicio que les indica Lenin y dar una vuelta completa al circuito, suben otra vez por la rampa para recibir nuevas instrucciones. Lo siguiente es una carrera. Los niños se colocan detrás de la valla en la línea de salida y esperan que el profe les diga cuándo empezar.

“Posiciones, listos, ya”, dice el entrenador al tiempo que da una fuerte palmada. Los pequeños ciclistas salen disparados, moviendo sus piernas y pies a toda velocidad.

Un niño, el más alto de todos, toma la delantera, pero una niña de bici rosada y casco negro le sigue de cerca y presiona. Llegan al final de la pista con segundos de diferencia.

La niña de la bicicleta rosa se llama Amelia López y tiene 4 años. ‘Ame’, como le dicen, es la segunda en su categoría a nivel de Pichincha. Y a su corta edad cuenta ya con auspiciantes.

Dice su mamá, María José Brito, que desde hace apenas 6 meses practica BMX. Empezó con las clases por recreación, como una actividad para llenar sus tardes y le encantó.

“Siempre quiere venir. Cuando se levanta pregunta si ese día le toca o no bici”, asegura su mamá.

Aunque ya ha sufrido algunos accidentes leves, no se desanima. “Tenemos planeado que siga de largo en el BMX”, dice María José porque notan cómo le apasiona este deporte extremo.

Amelia López no se desanima ante las dificultades. Foto: Diego Pallero / Familia

Amelia López no se desanima ante las dificultades. Foto: Diego Pallero / Familia


En este grupo las niñas son mayoría. Danna López tiene 4 años y desde hace 7 meses se entrena en La Carolina. Comenta Luis López, su papá, que su hija disfruta mucho de este deporte. De hecho, en casa todos son fanáticos del ciclismo.

A lo largo de los meses, Luis ha sido testigo de cómo su hija se emociona siempre que logra hacer algo nuevo. Además valora cómo el profe les ha enseñado a caer y volver a levantarse enseguida. “Cuando tiene un pequeño accidente, llora, pero se repone enseguida y sigue”, señala el padre.

En el caso de Lía Estrella, de 3 años 11 meses, ella mismo escogió el BMX. Cuenta su mamá, Viviana Guzmán, que le mostraron varias opciones y escogió esta modalidad de ciclismo.

Lo que más le llama la atención es la velocidad y crear sus propios trucos. “Es un espacio donde se siente libre y activa”, afirma la mamá. Ella y su esposo le apoyan y acompañan a las competencias sin presionarla demasiado.

El entrenador confiesa que más que prepararlos para competir, su labor es enseñarles sobre los valores del deporte y sobre compañerismo. Terminados los simulacros de las carreras, invita a los niños al césped para cerrar la clase con un juego.

Así, al caer la tarde, se ve a un grupo de niños riendo y persiguiendo una pelota verde gigante.

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