Mafalda no es una niña común. Su forma de ser irreverente, reflexiva, solidaria y contestataria la ha llevado por todo el mundo, para mostrarnos que los problemas que existían en los años 60 son los mismos que los que tenemos ahora, aunque con otros personajes.

La tira cómica, creada por Quino (Joaquín Salvador Lavado), ha sido traducida a 26 idiomas y se convirtió en el referente de varias generaciones.

Hoy, a punto de cumplir 55 años de existencia, Mafalda llega a Quito. La muestra ‘El Mundo según Mafalda’ ha recorrido ya varios países como Perú, España, Argentina, Costa Rica, Brasil, México y Colombia, para mostrar la riqueza de una historieta que hizo reflexionar al mundo sobre lo que estaba mal.

Los visitantes podrán encontrarse con gigantografías del personaje en la exposición. Foto: Patricio Terán / Familia

La exposición, que estará abierta en Quito hasta el 30 de junio, en el Quorum del Paseo San Francisco, nos lleva por un recorrido para entender el pensamiento de Mafalda, el de sus padres y de sus amigos. Desde las cosas que le gustan, las que le molestan, su pensamiento político y su sentido crítico ante problemas como el cuidado del ambiente o el machismo.

“Creo que Mafalda fue una ambientalista de avanzada para su época”, cuenta entre risas Sabina Villagra, curadora de la exposición y directora del Museo Barrilete de los Niños de Córdoba, Argentina.

A través de 13 módulos, la exposición nos lleva por la historia de Argentina, que se convertiría en la de toda América Latina. Los años 60 e inicios de los 70 estuvieron marcados por dictaduras y violencia, pero también por la esperanza de un futuro mejor.
Mafalda, al igual que Quino, fue fanática de The Beatles. Su álbum ‘Rubber Soul’ inspiró parte de su historia y aparece en varias viñetas de Quino. Por ello, en la muestra existe un módulo dedicado a sus gustos musicales.

El auto de Mafalda y su familia también está en exhibición. Foto: Patricio Terán / Familia

“Quino era muy tímido y cuando escuchaba a The Beatles se sentía representado. Mafalda se convirtió en su álter ego, idealista y utópico, que luchaba por entender y cambiar el mundo”, explicó Toño Cevallos, quien promueve la exposición a Quito.

En este recorrido por el Mundo de Mafalda, hay una sección especial para comprender por qué la niña odiaba la sopa. Para muchos es simplemente la actitud normal de una niña, pero para Quino era el símil de su inconformidad frente a las imposiciones de la sociedad. Era una protesta ante la dictadura y el control férreo que se imponía a quienes pensaban distinto.

Quino nunca se imaginó la popularidad que tendría su personaje, porque Mafalda nació por obra de la casualidad. En varias entrevistas que el dibujante concedió dijo que “Mafalda iba a ser una historieta para promocionar una nueva línea de electrodomésticos llamada Mansfield. La agencia Agnes Publicidad le encargó el trabajo a Miguel Brascó, pero como él tenía otros compromisos me lo pasó a mí. Esto fue en 1963. Pero la campaña nunca se hizo y las ocho tiras que dibujé quedaron guardadas en un cajón.

Hasta que al año siguiente Julián Delgado, secretario de redacción de Primera Plana, me pidió una historieta. Entonces rescaté esas tiras y, bueno, ahí empezó todo”.En junio de 1973, Quino dejó de dibujarla. Una enfermedad lo afectó y ya no pudo volver a crearla. Sin embargo, a pesar del tiempo transcurrido, la historieta es atemporal, por ello muchos la siguen leyendo y divirtiéndose con ella.