Educación musical de calidad para niños y jóvenes de Esmeraldas

Sinfonía por la vida es una iniciativa de ayuda social a niños y jóvenes
En la Casa de la Música, en Quito, se realizó un concierto para recaudar fondos para el programa. Foto: Marcelino Rossi / Familia

En la Casa de la Música, en Quito, se realizó un concierto para recaudar fondos para el programa. Foto: Marcelino Rossi / Familia

9 de diciembre de 2018 12:36
Gabriela Castellanos

El programa Sinfonía por la Vida nació hace ya nueve años. Desde su creación tenía un objetivo único: dar una educación musical de calidad a niños y jóvenes en situación de vulnerabilidad de la provincia de Esmeraldas. Con ello buscan brindar más oportunidades de crecimiento y desarrollo.

Edison Gualotuña, director musical del proyecto, piensa que incluir este tipo de formación académica en los chicos es muy importante. “Las opciones que tienen los chicos esmeraldeños, por el entorno social, son bastante limitadas. Lo que nosotros tratamos de hacer es dar oportunidades a la mayor cantidad de niños y jóvenes que podamos”.

Él es quiteño y se vinculó al proyecto hace dos años y medio. Ahora trabaja con la nueva generación de músicos que se conformó hace un año y medio.

En ese tiempo han logrado perfeccionar su técnica y alcanzar una calidad musical admirable. Para ellos no hay lugar para el error, todos entonan cada una de las notas según las direcciones de su maestro y director musical.

La estructura es igual a la de una orquesta sinfónica. Cuentan con instrumentos de cuerdas, viento, percusión y algunos toques especiales esmeraldeños como la marimba. Con ello también decidieron rescatar la cultura y la tradición afroecuatorianas al incorporarlas en un formato académico.

Paty, de 16 años, es la concertina de la orquesta. Aprendió a tocar el violín cuando tenía 10 años y se unió a la orquesta hace cuatro. “Me empezó a gustar porque siempre escuchaba a los chicos grandes que tocaban muy lindo y su sonido me encantó”, cuenta. Al principio, cuando intentó ingresar en la orquesta, no había cupos disponibles. Pero tras meses de perseverancia logró entrar.

Sus profesores la ven como alguien con un talento especial. Esperan que en el futuro pueda seguir una carrera profesional como violinista. Por ello sus maestros le otorgaron nuevas responsabilidades. Ahora es parte del equipo principal, motiva a sus compañeros y le da soporte al director durante las presentaciones.

El fin de semana pasado se realizó un concierto en la Casa de la Música en Quito. En el evento participaron 96 niños y jóvenes entre coro y orquesta.

Entonaron temas como Sinfonía de los Juguetes de Hyden, Polca Pizzicato, y otras piezas para deleitar al público capitalino. El concierto también tenía el objetivo de presentar a los talentos esmeraldeños en escenarios más grandes.

Claudia, de 10 años, vive en el centro de Esmeraldas con sus padres y sus hermanos. Toca el violín desde hace dos años, pero su aprendizaje dejó asombrados a sus maestros. “De esta nueva generación es la que mejores aptitudes tiene, tanto en las clases como en la preparación de repertorio”, dice Gualotuña. La premiaron con el puesto de asistente del concertín de la orquesta.

Ella, al igual que sus compañeros de orquesta, ensayaron durante un año para la presentación. “Me gusta mucho compartir con los otros chicos y que cuando unimos nuestros instrumentos se escuchan temas muy bonitos”, dice.

El proyecto también busca vincular maestros y directores internacionales que permitan un intercambio de conocimientos. Para el concierto contaron con la participación del maestro venezolano Luis Castro. Él se ha involucrado en proyectos sociales anteriormente y decidió unirse a este programa. “He quedado sorprendido, los niños tienen mucho entusiasmo. Se nota que tienen ganas de aprender y creo que es necesario que existan este tipo de oportunidades”, concluye.

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