Cantar tiene poder en el bienestar

Con o sin técnica es posible sentir los beneficios de esta práctica. Especialistas que trabajan con la voz explican los efectos del canto en el organismo.
La cantante y vocal 'coach' Sol Córdova considera que la voz expresa mucho de la personalidad. Foto: Diego Pallero / FAMILIA

La cantante y vocal 'coach' Sol Córdova considera que la voz expresa mucho de la personalidad. Foto: Diego Pallero / FAMILIA

3 de julio de 2022 11:45
Carolina Castillo


Todo lo que existe está en un estado de vibración: el cuerpo, los pensamientos, las emociones, los olores, los colores, incluso lo que es aparentemente sólido. Así lo señala Alejandra Ortiz (Almunis), música y cantante colombiana.


Además de servirle para hacer canciones, esta especialista usa el sonido para conocerse por dentro y darle voz a distintos aspectos interno. Comparte su aprendizajes a través de talleres online.

Una voz suave o fuerte expresa algo interno. La ronquera, por ejemplo -explica Almunis- es señal de agotamiento, de que la persona no está dejándose sostener por la energía de la vida, sino que empuja con insistencia para las cosas pasen, al punto que le toca parar porque se queda agotada.

"Cuando los seres humanos vibran, las ondas se mueven en el espacio y afectan a otro cuerpo que está vibrando. Entonces si una persona produce un sonido, físicamente genera un patrón que le da coherencia al campo vibracional y eso, a su vez, regula las hormonas, el ritmo del corazón y la respiración", dice.

Entonces el cantar genera una sensación de bienestar, de paz, independientemente del contenido de la música que se haga. Estas sensaciones se potencian si además de recordar, pronunciar, repetir y entonar el contenido de la canción, hay una intención de que ese sonido tenga un efecto reparador, regenerador, liberador.

Es decir, aunque cantar de por sí genera en el cuerpo un estado de regulación de los sistemas, cuando la persona canta con el propósito de que el sonido que está haciendo restaure, relaje, libere, cure, entonces tiene un efecto mayor.

"Cantar produce una vibración, de percibir nuestra propia voz porque el sonido no solo se desplaza hacia afuera, sino internamente, ocupando espacios internos en el cuerpo, vibrando en nuestros huesos y órganos", asegura. Eso, añade, tiene como un efecto de 'masajear' por dentro.

El poder de la voz
Para Sol Córdova, el cantar provoca una especie de catarsis emocional. Por su experiencia de años como cantautora y ‘vocal coach’ sabe que la voz expresa lo que somos. La forma de hablar refleja el estado de nuestro ser completo, dice. En la voz es posible identificar rasgos de la personalidad.

De ahí que el trabajar con la voz logre una especie de reconciliación con aspectos internos para, por ejemplo, superar la agresividad, la timidez, entre otros. Desde su trabajo con estudiantes de música, Córdova ha constatado que la voz es una herramienta poderosa.

Si bien, por su trabajo, Córdova se acerca más a la voz como recurso técnico antes que terapéutico, evidencia los beneficios tanto para quien se prepara para profesionalizarse en el tema, como para quien lo hace solo por afición.

Al cantar, se activa en el cerebro el área motora porque se hacen movimientos, se gesticula; el área del lenguaje, por la pronunciación y repetición de palabras y el área del sentido auditivo porque se trabaja en la escucha de sonidos.

También estimula la memoria al enfocarse en recordar la letra del tema; incluso, de la organización porque se sabe qué parte de la melodía es el coro, cuál estrofa va primero, y cuáles después. Cantar activa, además, los mecanismos de recompensa porque se liberan más endorfinas, serotonina y dopamina, hormonas responsables de la satisfacción.

Desde edades pequeñas el canto es una herramienta útil para la salud

Samuel Cartaya, licenciado en pedagogía musical con una maestría en musicoterapia, explica que una de las primeras áreas en las que la musicoterapia realizó estudios fue con los recién nacidos y prematuros.

Con ellos -indica el especialista- se comprobó que el canto proveniente de un musicoterapeuta, el padre o la madre producía aumento de peso y mayor lactancia en los bebés.

En los niños, el canto es una herramienta para la adquisición del lenguaje, para entender que los sonidos tienen significado y elementos como la prosodia (acento) que permiten entender las expresiones.

Es decir con ese juego de sonidos que viene a través del canto, los niños encuentran las intenciones de las palabras. Si detrás de ellas hay un tono agresivo, comprenden que es algo malo, por ejemplo. 

En adolescente y jóvenes, el canto sirve para liberación emocional, es un agente que saca tensiones, ansiedad, estrés. De ahí que algunos tengan también una etapa de compositores. A ellos les sirve para hacer catarsis, indica Cartaya.  

En la tercera edad, alrededor de los recuerdos siempre hay música, o sea, una canción será siempre más de una canción para los ancianos. Un canto tendrá detrás el con quién la escuché, con quién la bailé, en qué fiesta, etc. 

La música guarda una relación con la memoria. Se imprime en recuerdos. Cuando estamos en la tercera edad, acceder a la música es acceder a estos recuerdos. Por esa razón se vuelve un agente para evitar el deterioro cognitivo de la memoria. Ayuda a la memoria cuando se tiene alzhéimer, por ejemplo. 

Sin importar el historial que las personas tengan con el canto, es decir si saben o no cantar, acercarse a la música desde casa tendrá beneficios inmediatos, asegura Cartaya. La idea no es aproximarse a ella como recurso técnico sino como recurso terapéutico.

Cuando existen problemas emocionales más profundos, el canto puede estar acompañado de un criterio terapéutico para que ayude al individuo a salir de ese cuadro, señala. 

 

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