Para Liz Espinosa es muy importante conservar las tradiciones. Por eso, el armado del nacimiento nunca falta en épocas navideñas en su casa. Este 2022 han tomado el relevo ella y sus hermanos ya que sus padres, que fallecieron a inicios de año, eran los encargados de montarlo cada diciembre.

Cuenta Liz que el pesebre, al que su madre fue sumando piezas una Navidad tras otra, fue un regalo de su padre —cuando eran enamorados— después de haber ocasionado un pequeño accidente relacionado con el árbol. “A mi mamá le pareció un gesto tan bonito y tan cargado de cariño que desde entonces nunca dejó de hacerlo”.

Las casas fueron construidas y pintadas a mano por su mamá y el portal se arma en la chimenea. Foto: Julio Estrella/FAMILIA

El Belén que montaron este año los hermanos Espinosa en la tienda de artesanías que regentan (Tintín) tiene algunas de las piezas originales de ese que hace siete décadas le regaló su papá a su mamá. Son figuras de las antiguas, precisa Liz, con estructura de metal y cubiertos de papel prensado. Todas en una misma proporción: a escala 10. La madre estaba tan orgullosa de su nacimiento que invitaba a los vecinos del barrio a contemplarlo y participaba en los concursos organizados por la parroquia de la zona.

Grace sostiene la figura del “niñito viajero” que cada tres años visita su casa y se suma al Belén. Foto: Cortesía

El niño viajero

Este 2022 el nacimiento de Grace Chamorro tiene un “invitado” especial. Una figura del Niño Jesús que desde hace décadas viaja de familia en familia. Su suegra trajo la figura de México con la idea de que cada Navidad visitara la casa de cada uno de sus cuatro hijos.

Manda la tradición que el “niño viajero” llegue a las casas con dos baúles: uno cargado de juguetes o recuerdos y otro en donde se guarda la ropa que la familia que lo recibe le regala al ‘niñito’. “Es una figura a la que le tenemos bastante cariño y le pedimos milagros”, señala.

A inicios de noviembre ya empieza a montar el pesebre que ocupa gran parte de la sala de su casa. Foto: Cortesía

Aunque esta figura no es la única que decora el portal del nacimiento que todos los años Grace arma en la sala de su casa. Tiene otras cuatro imágenes más: uno que fue un regalo de su mamá y que ella después le regaló a su hija mayor, el que venía con las figuras de San José y la Virgen que compró, otro que le regaló su hermana y el Niño Jesús de Praga que trajo consigo después de visitar el templo en República Checa.

Para Grace, armar el Belén es algo muy especial ya que las casas (lleva 30 ya) las hace con sus propias manos y cada año aumenta algo. En esta Navidad sumó un viñedo y el tendedero de la ropa del Niño Jesús. 

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