Teatro a ciegas para abrir los sentidos

2015-03-31 05:00:00
Gabriela Vivanco

TEATRO A CIEGAS PARA ABRIR LOS SENTIDOSJuan José Franco es el actor principal de la obra..En tiempos en los que casi nada nos asusta y cuando se ha perdido la cuenta desde la última vez en que el cine de terror nos causó temor por sí mismo y no por el amigo que grita en medio de una escena, permitirse disfrutar de una velada de teatro a ciegas, con un guión adaptado de un relato de uno de los maestros del suspenso, constituye una experiencia sensorial a otro nivel.Todos los movimientos están fríamente calculados. Desde que se llega a la puerta del auditorio del Centro Cultural Itchimbía, en Quito, la tensión está instalada en el ambiente. Las puertas de vidrio están cerradas y solo se puede observar un par de cortinas negras que retienen tras ellas un secreto.Los guías piden que los asistentes se formen en filas y se dejen llevar. A partir de ese instante solo obedecerán los gestos en el hombro que le indicarán en qué lugar sentarse.Las cortinas se corren y el sonido de la lluvia augura una noche de fatalidad. La fila avanza y la persona que va delante se pierde al ingresar a un espacio completamente a oscuras, la soledad empieza a sentirse, los ojos hacen un esfuerzo en vano por buscar una filtraciónde luz. El instinto conservador se activa. Con las manos se trata de buscar un lugar en el cual permanecer a salvo y el olfato empieza a detectar que algo macabro está a punto de comenzar.Pero, al igual que en la obra de Edgar Allan Poe, una vez que la escena se ha preparado no hay oportunidad de salir de ella. Primero porque la curiosidad es más grande y segundo porque toda la noción del espacio se reduce a la silla o cojín que nos ha sido designado, la puerta de salida parece un sueño lejano, un imposible.El viento golpea la ventana y el sonido rebota contra el reloj, cuyo segundero se ha sincronizado con los latidos del corazón. La lluvia para, el silencio se instala, los ojos pierden la batalla y se resignan a que el oído y el olfato los reemplacen.Entonces empieza una verdadera jornada de terror dirigida por Julián Coraggio y en la que participan una docena de personas del Colectivo Confundamiento, quienes trabajan en crear experiencias sensoriales en las que las texturas, los olores y los sonidos son las protagonistas.La idea de presentar en el país un teatro a ciegas surgió a raíz de la visita de Julián a Buenos Aires, ciudad en la que varios colectivos de personas no videntes decidieron incursionar en el arte sensorial para que este fuese más inclusivo.Esa fue una de las motivaciones de estos jóvenes productores, pero también la de generar propuestas alternas que permitan al público involucrarse en el desarrollo de una pieza de arte y pasar de espectadores a mediadores de las situaciones que surgen sobre las tablas.La obra, que ahora va en su segunda temporada luego de una gran acogida en el Centro de Arte Contemporáneo, se nutre del relato 'Corazón delator', del autor estadounidense Edgar Allan Poe, que desde que fue presentado en 1843 ha sido adaptado a varios formatos y ahora puede disfrutarse de una manera diferente, como lo hizo Rosa Morales, una de las asistentes, quien decidió esconderse bajo una silla ante el temor de ser alcanzada por el olor a guarapo y ropa mojada de un misterioso hombre que deambulaba por la sala.'Corazón delator' se presenta hasta el 25 de abril en el Centro Cultural Itchimbía.

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