El Ecuador en 15 habitaciones

2010-03-28 00:00:00

EL ECUADOR EN 15 HABITACIONESUn espacio de lujo en el cual se puede querer y conocer al Ecuador sin salir del cuarto...Llegar es fácil. Hay varios medios de transporte que pasan por esta céntrica zona. En la calle Tamayo, en el centro norte de Quito, se levanta el moderno edificio del Hotel Anahí. Una gran puerta de madera impide el ingreso. Pero cuando se la abre, la primera impresión es el asombro. Diseñado bajo el concepto de hotel-boutique, en el interior las obras artísticas se mezclan con los diversos motivos de la decoración. Al entrar, un delicado y fresco aroma recibe al visitante. Las texturas y los colores se mezclan para que el ambiente del recibidor sea impactante. Paola Arboleda, gerente de marketing y ventas del hotel, recibe al turista y explica el concepto de hotel-boutique. Dice que es una nueva noción de hotelería que ha marcado la tendencia en Europa. Es más que un lugar de hospedaje, es una experiencia personalizada donde al cliente se lo conoce y se lo llama por su nombre y apellido. El apelativo de boutique se debe a que en muchos lugares el cliente puede adquirir los motivos de la decoración; sin embargo, en Anahí esto no es posible ya que reponer una pieza tomaría algunos meses hasta que el artista la haya trabajado. Por eso, en su lugar han creado exposiciones itinerantes de joyería y otros trabajos artísticos. Durante algunos meses estas obras son exhibidas en el recibidor y en diversas ubicaciones para luego ser cambiadas por nuevas obras. Pero si al cliente le gustó alguna obra en particular, el hotel dispone de una base de datos con los números de teléfono y correos electrónicos para ubicar a los artistas. Durante un breve recorrido llama la atención el esmero y cuidado con la limpieza. Para hacerlo, Arboleda cuenta que solo se utilizan desinfectantes y detergentes biodegradables que cumplen normativas internacionales. Por eso, el Hotel Anahí ha sido acreedora a la certificación Smart Voyager. Además de esto, las instalaciones disponen de paneles solares para la iluminación exterior, así como el sistema de tarjetas que controlan el flujo de energía. Cuando un huésped ingresa a su dormitorio tiene que colocar su tarjeta en un dispositivo junto a la puerta para encender cualquier aparato eléctrico como la televisión o el aire. Para salir, necesita retirar esta tarjeta, lo que al cabo de dos minutos desconectará la energía del cuarto. Debido a estas normas de uso de energía, el área húmeda está disponible las 24 horas, pero antes de usar hay que prepararla adecuadamente. Es decir, si el cliente desea utilizar el jacuzzi, unos minutos antes debe solicitar que el agua sea calentada para tomar el baño. Ya en el lugar, se dispone de música que el cliente puede cambiar a su antojo, un sistema de intercomunicador para resolver cualquier necesidad y muchas velas que convierten al lugar en un sitio idílico y romántico.Para mantener la certificación Smart Voyager, Hotel Anahí sostiene un programa de acción social en el Oriente que abarca el trabajo comunitario. Tienen un ecolodge que se llama Yacuma, ubicado a dos horas del Tena. Ahí hay una escuela quichua, que se mantiene con un porcentaje de los ingresos del hotel. Así se incentiva y promueve el desarrollo comunitario de la zona. En este hotel los detalles son importantes y las 15 habitaciones están plagadas de ellos. Quizá uno de los más importantes es que el diseño y decoración de cada cuarto son únicos. El gran motivo que domina en Hotel Anahí es Ecuador, englobado en tres conceptos: historia, regiones y riqueza.Así, en cada dormitorio se cuenta un poco lo que es el país. Por ejemplo, existe un dormitorio llamado Amazonas en el cual la tupida flora domina la pintura de las paredes. Hay objetos hechos por comunidades del Oriente, así como una silla de tronco de árbol que rememora la abundancia y grnadiosidad de esta región. Por otro lado, en el dormitorio Colonial la cama es representación de una del siglo XVIII; en el baño hay una tina representativa de la época y hasta la chimenea (que sí funciona) recuerda el frío recogimiento que obliga el páramo. El mueble aparador es un pesado bargueño original siglo XVIII, cuyos cajones secretos están en la parte posterior. Hasta el teléfono recuerda la época. En el dormitorio Pop, los colores que dominan son el morado y el fucsia. Es como volver al Quito de 1940. En esta estridencia, el platinado resplandor de las obras de peltro, de Mónica Terán, resaltan por su fría y elegante sobriedad. Para alguien familiarizado con la ciudad, este dormitorio rememora la Semana Santa, los cucuruchos, los suplicios y la fe.Otra de las habitaciones que resaltan por su novedosa construcción es la Inca. Las paredes han sido recubiertas con piedra cortada con varios ángulos, tal como se hizo en los templos pasados. Parte de su decoración comprende dos piezas de barro que han sido ubicadas en unas urnas. También la presencia de los granos que produce la tierra es muy notoria y otorga a la estancia un carácter milenario .En la parte baja, en el subsuelo del hotel, se esconde una amplia cava de vinos. Con solo bajar, el ocre de la decoración ya crea un ambiente místico, en cierto momento atemorizante. Al extremo del corredor están los vinos protegidos por una reja. El espacio cilíndrico de este lugar apela a las viejas historias del diablo que cuida el vino, quizá el visitante lo único que desea es que este personaje no haga su maléfica aparición. No es para menos, la cava guarda varios vinos y champañas internacionales.

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