RIOBAMBA

2010-03-19 00:00:00
Pablo Torres

RIOBAMBA VIVE SU SEMANA MAYOREn lau00c2u00a0 capital de Chimborazo,u00c2u00a0la procesión por Semana Santau00c2u00a0 acoge a miles de devotos que han recibido algún favor de su Patrono.No falta ningún personaje: cucuruchos, ángeles, soldados...Lau00c2u00a0 Semana Santa se acerca, y con ella las múltiples representacionesu00c2u00a0 de Cristo en losu00c2u00a0 últimos días, de su muerte, y de los ritos funerarios que supone este acontecimiento.Las procesiones se realizan durante todos los días, en distintas partes del país. Así tenemosu00c2u00a0 que durante Viernes Santo en Quito,u00c2u00a0 Guayaquil y Cuenca se recuerda el Vía Crucis , que, como relata el libro Ecuador !Viva la fiesta! de Pablo Cuvi, es la tragedia más representada en los últimos dos mil años. Jesús del Gran Poder, el Cristo del Consuelo y la subida al cerro de Turi, en Cuenca, son los encuentros más multitudinarios, sin olvidar a Santo Domingo de los Tsáchilas, Caranqui en Ibarra, Cotacachi, Zaruma y Montecristi. Sin embargo, la procesión que aquí se relata se da el Martesu00c2u00a0 Santo, en Riobamba, en honor al Patrono de la capital de Chimborazo: el Señor del Buen Suceso.El libro de crónicas del Monasterio de La Concepción relata que esta imagen fue construida en 1650 porque La Abadesa de ese tiempo ordenó a un artesano del valle de Los Chillos (Quito) que confeccione la imagen de San José. Pero no pudo, por la dureza de la madera. Entonces se le pidió realizar un Ecce Homo (Hijo de Dios). Después, el artesano tuvo que viajar por varios días. De pronto, su casa empezó a incendiarse. Los vecinos forzaron la puerta y encontraron la imagen de Jesús azotado. La noticia se divulgó por todos los pueblos. Por otro lado, un complemento de esta historia se encuentra en el folleto Ave Rex, de Juan Feliz Proaño S.J.,u00c2u00a0 de 1936, donde se dice que la abadesa encomendó a un mulato que viajaba a Quito queu00c2u00a0 mandara au00c2u00a0 trabajar una efigie del Patriarca San José. El enviado buscó al escultor más afamado, pero la madera era muy dura; por inspiración divina, pidió al artista que trabaje un Ecce Homo, y el tronco se volvió blando. Fue trabajado en el valle de los Chillos.Desde ese entonces, miles de devotos acompañan a la imagen en andas de un Cristo flagelado yu00c2u00a0 sangrante queu00c2u00a0 lleva en su cabeza las potencias de su divinidad y la corona de espinas de su tragedia. Cientosu00c2u00a0 de flores adornan su asiento. Con cada paso que avanza llueve el confeti y el chagrillo, llueven las loas, los aplausos,u00c2u00a0 los rezos, los cantos y las manos extendidas de quienes quisieran toparlo, aunque sea rozarlo para que haga un milagro, para mantener la esperanza,u00c2u00a0 la fe y la saludu00c2u00a0 completas.u00c2u00a0u00c2u00a0 También llueven lágrimas yu00c2u00a0 Policías que hacen una calle de honor. Hay música sacra, la interpretan orquestasu00c2u00a0 militaresu00c2u00a0u00c2u00a0 y civiles. Atrás del Cristo del Buen Suceso viene también la imagen de la Virgen de los Dolores con su Hijo en brazos, pareceu00c2u00a0 suplicar por misericordia para su humano corazón.Todo termina tres horas después con una misa campal en la Plaza de la Concepción. Las calles que recorren las figuras han sido engalanadas con banderas, desde los balcones caen los pétalos multicolores, mientras tanto, los cucuruchos de vestido morado y capucha blancau00c2u00a0 no faltan en este recorrido. Son niños, son padres y abuelos quienes se esconden tras estos trajes, diferentes a los de otras ciudades. Junto a ellos vanu00c2u00a0 ángeles, soldados romanos y Cristos cargando su cruz.Las personas que llevan alu00c2u00a0 Cristo del Buen Suceso son devotos a quienes se les ha concedido un milagro, como au00c2u00a0u00c2u00a0 Fernando López que invocóu00c2u00a0 su nombreu00c2u00a0 cuandou00c2u00a0 estuvo au00c2u00a0 punto de chocar el carro en que viajaba por la vía a Pallatanga, y se salvó. López ha acompañado a la procesión desde losu00c2u00a0 siete años, pero a partir del imprevistou00c2u00a0 demuestra su gratitud portando todos los años la imagen; o comou00c2u00a0 Manuel Álvarez, que había sufrido una parálisis facial yu00c2u00a0 le pidió a Taita Amito que le cure porque ninguna medicina hacía efecto; pasó la imagen por su cuerpo y ahora está sano,u00c2u00a0 tal como recoge diario EL COMERCIO.u00c2u00a0 Las historias se cuentan por miles al igual queu00c2u00a0 los milagros. Por eso, llevar el peso de losu00c2u00a0 40 quintales que supone la imagen del Cristo del Buen Suceso con sus andas no es nada, después de todo, bien se dice que la fe mueve montañas, y Jesucristo mucho más que eso.

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