Hace un año Ecuador declaró la pandemia. Era oficial, el coronavirus había llegado al país y rápidamente los casos empezaron a multiplicarse. De la noche a la mañana, la vida cambiaría para siempre; lo que al inicio comenzó como una idea lejana de lo que sería el confinamiento, ahora es una realidad que no tiene fecha de finalización. Poco a poco nos hemos acostumbrado a vivir de una manera muy distinta y los efectos en la salud mental empiezan a evidenciarse. Los niños van un año recibiendo clases en sus casas, aprendiendo con limitaciones indescriptibles y perdiendo cualquier forma de socialización. Los adultos mayores, encerrados por temor a ser las siguientes víctimas del virus, cayendo en depresión porque no pueden ver a sus hijos o nietos; y los jóvenes, con miedo a lo que les depara el futuro. Sin embargo, también hemos visto cómo la inconsciencia de algunos ha provocado la muerte de sus seres queridos, cómo los hospitales se llenan al punto de colapso y la inoperancia estatal h

La música y los ejercicios de respiración están ayudando a la recuperación de pacientes con covid-19, que padecen síntomas a largo plazo. Una de las instituciones pioneras en esta iniciativa es la English National Opera (ENO) de Londres, que hace unos meses creó e implementó un programa de canto, respiración y bienestar.

Un artículo de la revista Sleep Diagnosis and Therapy, publicado en enero del 2021, asegura que el sueño es fundamental para el funcionamiento del sistema inmune. La investigación profundiza en que, en el caso específico de la vacuna contra el covid-19, el descanso ayuda a obtener mejores resultados tanto en inmunidad como en la reducción de efectos secundarios.

Este año se inició con la esperanza de que las cosas no podían ser peores que en el 2020. Y aunque recién vamos 24 de los 365 días, para muchos la situación parece no cambiar. He visto muchos anuncios en redes sociales de personas que buscan empleo, otras que claman por ayuda para pagar las enormes cuentas de hospitales de sus familiares que han soportado la arremetida del covid-19; y quizá lo más duro, hogares que han perdido a sus seres queridos en esta batalla sanitaria. También he visto cómo las familias se han unido para ser el apoyo de quienes lo han necesitado. Todos tenemos historias que contar y la pandemia nos ha demostrado lo importante que es tener a nuestra familia de soporte. No es fácil asumir el diagnóstico complejo de alguien querido, sientes que el mundo cae sobre ti, pero es ahí cuando encontramos la mano extendida, el abrazo guardado, las palabras dichas a tiempo. Es entonces cuando comprendes que no importa si no hablas todos los días con ellos, tu familia solo est

Desde que estalló la crisis sanitaria en marzo del 2020, el mundo no ha parado de contar cuántos nuevos contagios hay al día y cuántas víctimas ha cobrado el virus. Desde el inicio también se ha hablado sobre una posible cura y cuándo podría llegar una vacuna a dar tregua a los sistemas sanitarios del mundo.

¡El 2021 llegó! En menos de lo que nos dimos cuenta, empezó el año que para muchos es sinónimo de esperanza en la lucha contra el covid-19. Sin embargo, para mí este mes está lleno de sentimientos encontrados: mañana cumplo años y a diferencia del 2020, esta vez no podré celebrarlo con todas las personas importantes para mí. Debo confesar que esta fecha no siempre ha sido alegre para mí, hago un balance de lo que fue mi año y encuentro miles de cosas que quise haber hecho y no pude, sobre todo ahora que la pandemia cortó cualquier plan posible. No obstante, este año tengo mucho que agradecer y valorar: estoy sana, mi familia está bien, tenemos trabajo y encontré el amor en medio del caos de la pandemia. Sí, no podré compartir la dicha de un nuevo año de vida con mis seres queridos, pero sé que ellos están a mi lado sin importar nada, pendientes de mí y de mis hijos, listos para tenderme la mano cuando lo necesite y siendo mi apoyo incondicional. Mi año comienza mañana y esta vez el bal

Este 2020, la celebración de Navidad será distinta para la mayoría de personas. Sin una vacuna aprobada y con los casos de covid-19 en aumento, muchas familias deberán pasar las fiestas en casa, sin reuniones.

La situación global ha aumentado el estrés en gran parte de la población. La pandemia del covid-19, la crisis económica, la situación política, la incertidumbre sobre el futuro y los cambios en la rutina sin duda tienen un fuerte impacto en la salud mental. Esto se evidencia con un incremento en los reportes de ansiedad.

Las circunstancias particulares que vive el mundo desde el inicio de la pandemia del covid-19 han llevado a los científicos e investigadores a estudiar los efectos de la cuarentena en casi todos los aspectos de la vida de las personas. Una de las áreas que más ha llamado la atención es la que se refiere a las consecuencias del confinamiento en los niños y su desarrollo.

Se acerca la temporada de fiestas, unas fechas que normalmente se espera con ansias. Sin embargo, este año por la pandemia, la situación es diferente y en lugar de regocijo, puede generar estrés; sobre todo por las restricciones que nuevamente empiezan a establecerse para evitar los contagios de covid-19.

Varios países han visto la necesidad de establecer nuevas medidas de restricción obligatorias ante un nuevo incremento de contagios de covid-19, en lo que se cree que es el inicio de la segunda ola de la pandemia. Ante estas nuevas medidas que incluyen el distanciamiento social, toque de queda y cuarentenas, varias organizaciones han mostrado su preocupación por lo que un nuevo encierro podría causar en la salud mental de las personas.

Una encuesta mostró que los hábitos alimenticios en los ecuatorianos cambiaron durante la pandemia. La investigación identificó que la población adoptó una nutrición más balanceada y equilibrada durante los meses de cuarentena por la pandemia del covid-19.

Cada año, al llegar estas fechas, las familias se reunían para recordar a sus seres queridos, preparaban y comían colada morada, acudían a los cementerios o salían de viaje a algún destino aprovechando el feriado de cuatro días. Pero esta vez, como ha sucedido con todas las celebraciones previas, nada será igual. La pandemia nos ha colocado en una posición inédita y aunque muchos sí viajarán durante el descanso, la realidad de la mayoría es muy diferente. Pero más allá del turismo, esta fecha nos debe servir para recordar a las personas que fallecieron y a quienes el covid-19 se llevó este año, sin que hayamos podido comprender cómo es posible que algo así nos haya sucedido. No sé si existan aún familias en las cuales no haya contagiados o que no hayan perdido a un ser querido. Lo cierto es que la situación parece complicarse en el mundo y Ecuador no es inmune a ello; los rebrotes en países europeos nos advierten que se viene una nueva ola a América Latina, sobre todo porque la gente y

El uso de mascarilla es una de las medidas de prevención para reducir el riesgo de contagio del SARS-CoV2, que causa la enfermedad covid-19. Su uso se recomienda en espacios públicos y en ciudades como Quito también se requiere su uso en vehículos. Desde el inicio de la pandemia esta prenda se convirtió en uno de los accesorios infaltables del día a día.

El 2020 sorprendió al mundo con una pandemia que se globalizó rápidamente. El covid-19 puso en alerta a los sistemas sanitarios de todos los países por un virus desconocido que empezó a causar afecciones respiratorias en la población. El SARS-Cov2, que se originó en Wuhan (China), se extendió rápidamente a Europa y luego a América causando, hasta la fecha, más de 1 millón de muertes.

En situaciones normales, tener algo de estrés puede incluso considerarse algo bueno, porque puede ayudar a evitar un peligro o incluso cumplir con una tarea en una fecha límite. Pero en circunstancias atípicas, como las que vive el mundo por la pandemia del covid-19, el estrés puede evolucionar y convertirse en un trastorno de salud mental.

La mayoría de niños en la Sierra y Amazonía volvieron a clases en forma virtual, debido a la pandemia del covid-19. Sin tener claro cuándo se tendrá una vacuna disponible, tanto las familias como los colegios debieron adaptarse para que los chicos puedan aprender en condiciones nunca antes vistas.

La pandemia del covid-19 y la cuarentena que se estableció para frenar los contagios tuvo un fuerte impacto en la salud mental de las personas. Miles de familias en todo el mundo se encontraron, de forma sin precedentes, conviviendo 24 horas al día y compartiendo rutinas.

Un nuevo estudio realizado entre la Universidad de Manchester y la Universidad John Moores de Liverpool asegura que la pandemia del covid-19 y el confinamiento ha sido una ‘montaña rusa’ de emociones para los adolescentes. La crisis sanitaria mundial ha generado sentimientos difíciles e intensos, pero también ha sacado cosas positivas.

Después del confinamiento, ajustarse a una nueva realidad puede resultar difícil, especialmente para los niños. Ahora que hay más posibilidades de salir y se han levantado más restricciones, es urgente enseñar a los pequeños a adaptarse a esta nueva normalidad.