El cigarrillo electrónico ha sido restringido en muchos lugares por las consecuencias negativas que produce. Hace unos años empezó como una moda de ‘vapear’ entre los jóvenes, porque se creía que era menos perjudicial que el tabaco; sin embargo, los efectos en el aparato respiratorio son terribles.

‘Vapear’ introduce nicotina en el cuerpo, una sustancia que demora el desarrollo cerebral en niños y adolescentes, y afecta a la memoria, la concentración, el aprendizaje, el autocontrol, la atención y el estado de ánimo.

Además, se ha comprobado que los cigarrillos electrónicos pueden causar graves daños pulmonares e incluso la muerte. Esto se debe a que el vapor de los cigarrillos electrónicos no está hecho de agua. El vapor contiene sustancias químicas nocivas y partículas muy finas que se inhalan hacia el interior de los pulmones y luego se exhalan al medio ambiente.

Pero a más de los daños pulmonares, la visión también se ve afectada con esta afición. Según Johanna Negrette, cirujana oftalmóloga de la Clínica Andes Visión, el ‘vapeo’ puede producir el síndrome de ojo seco evaporativo crónico.

Este se produce porque el vapor que se exhala impacta directamente a los ojos, lo que deriva en una pérdida de la capa acuosa de la lágrima y deteriora la lubricación ocular generando resequedad crónica.

Además, la nicotina puede conllevar a una opacidad del cristalino por ser una sustancia nociva para los órganos. Esto puede provocar al desarrollo de cataratas.

Cuando el vapeo es constante, puede llegar a generar glaucoma. En este caso esta patología se deriva de la uveítis, un proceso en el que se desarrollan células inflamatorias que obstruyen el sistema de drenaje del humor acuoso produciendo así un aumento de la presión intraocular y conllevando al daño de las fibras del nervio óptico.

En Estados Unidos, entre 2019 y 2020 hubo 500 reportes de daños al pulmón relacionados con el vapeo, y la cantidad de reportes va en aumento.