Infecciones continuas deterioran la salud

El análisis de antecedentes de enfermedades neurodegenerativas como el párkinson y el alzhéimer se asocian al contagio de virus y bacterias en temprana edad
Un chequeo periódico de las molestias corporales identificará el desarrollo de una posible enfermedad neurodegenerativa. Foto: Freepik

Un chequeo periódico de las molestias corporales identificará el desarrollo de una posible enfermedad neurodegenerativa. Foto: Freepik

24 de octubre de 2022 07:42
Darla Arevalo

Europa Press

Un estudio realizado por un grupo de investigadores, del Instituto sueco Karolinska, demostró que las infecciones víricas y bacterianas recurrentes tratadas de forma hospitalaria a mediana y temprana edad producen un mayor riesgo de desarrollar a futuro enfermedades neurodegenerativas.

El estudio publicado en la revista Plos Medicine asegura que las enfermedades a desarrollar con mayor intensidad son el alzhéimer y el párkinson y en un grado menor la esclerosis lateral amiotrófica.

Para el desarrollo de la investigación, los expertos utilizaron datos de personas diagnosticadas con alzhéimer, párkinson y esclerosis entre el año 1970 y el año 2016 en Suecia.

El análisis incluyó 291 914 casos de la primera enfermedad, 103 919 de la segunda y 10 161 de la tercera. Los resultados de la observación de los casos registró que una infección vírica o bacteriana tratada por más de cinco años en el hospital incrementó en un 16% el riesgo de padecer alzhéimer y un 4% de párkinson.

Sin embargo, aquellos pacientes que tuvieron más de una infección hospitalaria antes de los 40 años duplican el porcentaje para el desarrollo de una de estas enfermedades neurodegenerativas. Los expertos explican que los hallazgos obtenidos en la investigación sugieren que los eventos infecciosos pueden ser un desencadenante o amplificador de un proceso de enfermedad preexistente, lo que lleva a la aparición clínica de la enfermedad neurodegenerativa a una edad temprana.


Así aparecen las enfermedades neurodegenerativas

Desde los 60 años, las personas desarrollan con mayor frecuencia padecimientos neurodegenerativos. El desarrollo de estas enfermedades afecta a la ejecución normal de las actividades diarias. El equilibrio al caminar, la capacidad de hablar, respirar y recordar son afectadas en un alto porcentaje.

Estas no tienen cura, sin embargo, se tratan con terapias físicas, acompañamiento psicológico y sesiones de fortalecimiento de la memoria.

Javier Hernández, cirujano, explica que las causas de los padecimientos se pueden asociar a mutaciones genéticas o hereditarias, es decir, que un familiar cercano mantuvo y fue diagnosticado con la enfermedad. También, se dan por un contagio previo como infecciones o un traumatismo producto de un accidente (caídas, tránsito, etc.).

Jiangwei Sun, líder de la investigación médica, explica que durante el análisis el mayor número de contagios infecciosos adelanta 20 años el desarrollo de este tipo de enfermedades. Una persona de 40 años con antecedentes de infecciones tiene una mayor posibilidad de sufrir alzhéimer o párkinson, a diferencia de aquellos que no han sido diagnosticados con cuadros clínicos graves producidos por virus y bacterias ambientales.

El deterioro de la masa cerebral se presenta de distintas formas en los pacientes. Algunos desarrollan problemas en el control del movimiento del cuerpo, en especial de las extremidades. Aquellos con párkinson tienen constantes temblores en las manos, brazos y piernas al estar de pie, caminar o permanecer en reposo.

Cuando el desarrollo de la enfermedad avanza la capacidad de movimiento autónomo se frena y produce rigidez muscular y dolor al realizar pequeños desplazamientos en la cama o en una superficie plana.

La neurodegeneración afecta notablemente a la memoria. Los problemas cognitivos causan la pérdida total o parcial de la memoria, causan un déficit en el lenguaje y desorientación que recaen en trastornos mentales como la depresión.
Con el envejecimiento prematuro la presencia de los síntomas es mayor

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