La ciencia detrás de la producción de leche materna

El alimento ideal para los bebés se produce gracias a la intervención de dos hormonas y una proteína
La leche materna es fundamental para la nutrición de los niños.

La leche materna es fundamental para la nutrición de los niños.

31 de julio de 2020 08:30
Gabriela Castellanos

Durante los nueve meses del embarazo, el cuerpo de la mujer experimenta varios cambios para poder albergar al bebé y ayudarlo a su desarrollo. Una vez que nace, el cuerpo cambia nuevamente para adaptarse a sus necesidades.

El funcionamiento y la ciencia detrás de la formación de la leche materna ha sido objeto de estudio durante décadas. Los científicos han tratado no solo de averiguar cómo se forma, sino también qué beneficios tiene esta alimentación para los niños tanto a nivel físico como psicológico.

Las glándulas mamarias sufren cambios durante la gestación gracias a hormonas como el estrógeno, progesterona y prolactina. En las últimas semanas antes del parto, el cuerpo empieza a producir el calostro, una leche especialmente rica en nutrientes que es fundamental para los bebés en sus primeros días de vida. La leche sale de forma natural después del parto, pero para que se mantenga su flujo es necesario dar de lactar continuamente.

Varios estudios han mostrado que la producción de leche depende de la producción de dos hormonas: oxitocina y prolactina. La primera, también conocida como la hormona del amor, se encarga de generar el reflejo que permite que la leche salga. La oxitocina tiene también otra función. Durante la lactancia ayuda al útero a contraerse y volver a su tamaño y forma normal. Finalmente, esta hormona ayuda a fortalecer el vínculo entre la madre y su hijo.

La prolactina es otra hormona importante en la producción de leche. Ésta empieza a generarse durante el embarazo. Después del parto, los niveles de estrógeno y progesterona bajan rápidamente. Ahí la prolactina empieza a producir la leche materna. Según estudios, mantener los niveles de prolactina son clave para que el flujo de leche se mantenga, por ello es importante iniciar la alimentación en los primeros 30 minutos a una hora después de que nace el bebé. Los niveles de prolactina disminuyen entre cada alimentación, pero cada vez que se amamanta los niveles vuelven a subir.

En el proceso de la lactancia también interviene otra sustancia conocida como Factor Inhibidor de la Lactancia (FIL). Es una proteína que se encarga de regular la cantidad de leche que se produce. Si el niño succiona bastante leche, el FIL envía una señal a las células para que sigan produciendo leche para llenar el pecho. Si el niño lacta poco el inhibidor hace que se produzca poca leche.

Si la lactancia se realiza con menor frecuencia o si el niño no logra succionar suficiente leche, el suministro de leche disminuye. Este efecto tiene la intención de evitar que las células de las glándulas mamarias se dañen.

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