Se dice que la Navidad es de los niños. Ellos son quienes esperan con más ilusión esta fecha y los padres no descansan al momento de buscar el mejor regalo para ellos. En ocasiones no es solo un presente, ¡sino varios!, y van de tienda en tienda buscando todos los juguetes y ropa que los chicos han pedido a Papá Noel o al Niño Jesús.

Estas buenas intenciones, no obstante, pueden causar un problema a futuro: el síndrome del niño hiperregalado. Este término hace referencia a chicos que no valoran lo que reciben. Según Ana María Giler, psicóloga infantil, este problema no ocurre únicamente en Navidad. “Se da todo el año, pero estas fiestas son especiales porque la cantidad de obsequios aumenta considerablemente”.

Los niños y adolescentes piden varias veces todas las mercancías que pueden ver en la televisión y en Internet. Los juguetes más modernos, los ‘gadgets’ tecnológicos del año y las últimas tendencias de moda. Pero cuando las reciben, las descartan a los pocos días. No se sienten satisfechos.

Los niños que padecen este síndrome tienen algunas características comunes como baja tolerancia a la frustración, imaginación empobrecida, son caprichosos, no son agradecidos, pueden ser egoístas, materialistas y consumistas. También tienen problemas para compartir y son niños que exigen todo el tiempo.

¿Por qué los padres regalan demasiadas cosas a sus hijos? Para la experta, la respuesta no es simple. Hay padres que no pueden pasar suficiente tiempo con sus niños y les dan premios y objetos como una forma de demostrarles su afecto. “Esto hace que los chicos aprendan que el amor es tan simple como dar una cosa y ya. No comprenden la parte del compromiso, la importancia de pasar tiempo juntos”, señala. Pero es fundamental entender que los objetos no reemplazan a mamá y papá.

Cuando los niños reciben demasiados regalos también pueden empezar a tener problemas de actitud. Esto puede derivar en conflictos en espacios escolares. En los colegios, no siempre serán los mejores de la clase, pero deben seguir esforzándose.
A largo plazo, los más afectados seguirán siendo los hijos. En la adultez no podrán valorar lo que tienen. “En la vida real no obtienes todo lo que quieres, hay pérdida, dolor, frustración”, dice Giler.

Aprender sobre decepción también es parte importante del crecimiento. Sentirse tristes y enojados es normal, pero la clave está en ser capaces de entender, aprender y seguir adelante. “Muchas personas que están acostumbradas a tener todo en la infancia, cuando son grandes y algo no sale bien se deprimen y se sienten fracasados completamente”, apunta.

Pero, ¿cuál es el límite con los regalos en Navidad? No hay una cifra exacta que determine lo correcto. Está bien que los niños reciban juguetes y presentes, es parte del espíritu de Navidad. Pero no sirve de nada dar cinco o 10 obsequios a los cuales el niño o niña no les va a poder prestar atención. Tres o cuatro buenos detalles, son una buena elección. Estos deben estar pensados en las necesidades y gustos de cada integrante de la familia.

También se sugiere buscar opciones que se puedan compartir en familia como juegos de mesa. La idea es que estos elementos sirvan para profundizar las relaciones dentro del hogar y que los niños y padres no se sientan solos. Además se fomenta la comunicación.

La psicóloga también recomienda aprovechar las fiestas para enseñar sobre la importancia de compartir y ser solidarios. “Deben entender que hay personas que no tienen recursos para comprar decenas de regalos y pueden encontrar alegría y satisfacción en compartir con ellos un poco de lo que tienen”, agrega Giler. Se pueden apoyar acciones como la donación de juguetes o ropa en buen estado.

El límite

Varios psicólogos promueven la regla de los cuatro regalos. Esta medida busca ayudar a mantener el espíritu de la Navidad, dar alegría a los chicos y a la vez evitar la sobrecarga de obsequios.

La regla consiste en dar a los niños un objeto que pueda vestir, un libro, lo que más deseen y algo que necesiten.