El proceso de aprendizaje infantil es una combinación entre el aula y el hogar. Los maestros imparten conocimientos y los padres deben reforzarlos en casa, a través de los deberes y el acompañamiento. De allí que es importante el rol y la inclusión de los papás en la formación de sus hijos. Sin embargo, esto no puede entenderse como una sobreprotección hacia ellos, que en última instancia termina siendo negativa.

Todo padre aspira a que su hijo sea el mejor en la escuela, que tenga calificaciones perfectas y que sea un deportista activo y premiado.Pero ejercer tanta presión sobre ellos puede resultar contraproducente, porque los papás actuarán por miedo al fracaso escolar y los hijos sufrirán de problemas de aprendizaje.

Cinthia Paz, psicóloga clínica encargada de la aplicación del diagnóstico de adaptación en los Guagua Centro, explica que uno de los primeros errores que cometen los padres en el proceso educativo es quitarles protagonismo a los alumnos. Los papás pensarán, en especial cuando se trata de niños muy pequeños, que de ellos dependerá el éxito de su formación, así que anularán cualquier posibilidad de que sus hijos aprendan solos.

Como consecuencia, explica la experta, los niños se convertirán en estudiantes inseguros e indefensos dentro del aula de clase. “A temprana edad los padres aún piensan, hablan y actúan en lugar de los niños. Pero en la etapa de la escuela quieren mantener este tipo de comportamientos y no toman en consideración sus sentimientos ni emociones”, señaló.

La psicóloga aclaró que existen algunos errores comunes que cometen los padres. El principal es su exceso de ayuda en los deberes, cuestionar el método de enseñanza de los maestros y desmerecerlos. Asimismo, si el niño tuvo algún ‘impasse’ en el aula, los padres tratarán de solventar el problema, con lo que no le permitirán al niño defenderse por él mismo. Los chicos pronto se acostumbrarán a que papá o mamá saldrán en su defensa.

En lugar de ello, lo mejor es permitirles a los niños que sean responsables. Esto empieza por el cuidado de sus pertenencias, como cuadernos, borradores y lápices de colores. Esta organización le permitirá tener conciencia de que de él depende tener sus cosas en orden y listas para la escuela.

Trate de mantener una comunicación fluida con los maestros de sus hijos. Pero esto no significa que acuda a la escuela todos los días para tratar de hablar con ellos. Haga citas unos días antes de las evaluaciones para conocer el avance de su hijo y lo que necesita aprender para rendir bien el examen.

Fomente el amor por la escuela en su pequeño. Así, las clases no serán una tortura.