En Navidad, los acuerdos son la clave de las familias divorciadas

Crianza. El impacto emocional de la Navidad incentiva a los padres a buscar esta época para vivirla con los hijos, pero lo principal es negociar. 
"Es necesario recordar siempre que los hijos son sujetos no objetos", explica el psicólogo clínico Eduardo Velarde.

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23 de diciembre de 2021 19:29
Carolina Castillo

La Navidad es la fiesta anual de la familia por excelencia. Desde que nacemos hasta que morimos, diciembre nos bombardea con imágenes de niños felices junto a sus dos padres.

Sin embargo, esa no es la realidad para todos. Cuando se produce una separación o un divorcio, la familia se divide y surgen nuevos escenarios para quienes formaban parte de ese hogar. Si existen hijos de por medio, la búsqueda de su bienestar debe ser el punto en común de la expareja, principalmente si son pequeños.

Si la justicia resolvió el tema de la custodia, los padres tendrán que regirse a lo que se haya dictaminado. En caso de que no sea así, la negociación
y los acuerdos entre progenitores son claves.

El impacto emocional de la época navideña es especialmente fuerte en los niños y los padres buscan ser parte de los momentos importantes de sus hijos. Lo que puede despertar el dilema de con qué progenitor deben el niño, la niña o el adolescente pasar la Navidad.

Aunque cada caso es par­ticular, este deseo puede surgir porque existe un ideal de cómo se deberían vivir estas épocas, explica el psicólogo clínico Eduardo Velarde.
Puede haber una preferencia por esta celebración para pasar con los hijos, porque es una fecha emotiva. A lo que se suman factores socioculturales y religiosos, en algunos casos, señala la psicóloga Karla Endara.

No se habla mucho del tema, pero encontrar estas situaciones es frecuente; todo depende de cómo lo resuelvan los padres, agrega. La decisión debe tomarse en conjunto. Tiene que haber una mediación entre adultos sin dejar de escuchar al menor. “Recordemos que son sujetos no objetos”, dice por su lado Velarde.

Una manera de desconocerlos como individuos es cuando el adulto se aprovecha de su hijo y lo transforma en arma contra su expareja. La conducta traerá efectos negativos. Si hay heridas de por medio, los adultos deben procurar entender que el conflicto recae sobre ellos, no sobre los infantes.

Si los hijos son pequeños, lo mejor es explicarles lo que necesitan saber de acuerdo con su edad y anticiparles la rutina que van a tener en esa fecha. Cuando se produce la separación, por ejemplo, una forma de hacerlo, comenta Endara, es decirle que papá y mamá ya no son novios sino amigos y que por eso viven en casas separadas. Eso les ayuda a entender lo que pasa, dice.

De ninguna manera la solución al tema debe ser obligar al hijo a pasar con uno u otro. Tampoco intentar influenciarlo con algún tipo de aliciente o victimizándose. El chantaje emocional es un tipo de violencia psicológica.

Cuando existen desacuerdos o manipulación, hay desgaste en los padres y en los hijos, consecuencias a mediano y largo plazo. Puede haber depresión infantil, ansiedad, problemas de personalidad, dificultad en el vínculo emocional con la madre y el padre o dificultades en las relaciones sociales con adultos, explica Endara.

Alejar al hijo del progenitor es también perjudicial. Hay exesposos y exnovios, pero no expadres. “Se debe entender que lo que yo siento por mi antigua pareja no es lo que mi hijo siente”, recalca la psicóloga.

En el caso de que sea yo el afectado porque mi hijo no quiere pasar la Navidad u otra celebración similar conmigo sino con mi expareja, la inteligencia emocional es la clave.
La familia extendida, es decir abuelos, tíos y primos, también juega un papel en el tema. Puede existir la presión hacia el padre de parte de ellos para que acerque al menor a su hogar en esa época, ante lo cual el progenitor tendrá que actuar con inteligencia. F

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