Un estudio de Healthy Baby Bright Futures (HBBF), una organización que busca limitar la exposición de los niños a neurotoxinas, realizó un estudio en la comida de bebé que se comercializa en los Estados Unidos. Revisaron 168 productos entre los que estaban reconocidas marcas de comida de bebé. 

Los resultados mostraron que en el 95% de los productos había presencia de metales pesados tóxicos. Según el informe, 94% contenía plomo, 75% tenía cadmio, 73% tenía arsénico y 32% tenía mercurio. 

"Incluso en las pequeñas cantidades que se encuentran en los alimentos, estos contaminantes pueden alterar el cerebro en desarrollo y erosionar el coeficiente intelectual de un niño", dice el reporte. 

HBBF, los químicos encontrados en la comida de bebé "se pueden encontrar en toda la comida y no únicamente en la de bebé. Aparecen por la contaminación ambiental. Los cultivos los absorben a través de la tierra y el agua e incluso se pueden encontrar en alimentos orgánicos".  Su presencia en la comida de bebé es una preocupación debido a que los bebés son más sensibles a los impactos de este tipo de toxinas. 

Este problema fue descubierto hace casi una década y este nuevo estudio muestra que no ha logrado ser solucionado. En 2017 la FDA (Administración de Comida y Medicamenteos de los EE.UU) junto a un equipo élite de científicos buscaron alternativas para reducir la exposición a metales pesados al mínimo grado posible a través de distintas estrategias. 

El reporte también ofrece alternativas más seguras para evitar la exposición a estos metales. Por ejemplo, en lugar de los bocaditos, barras o galletas de arroz reventado o inflado se pueden buscar bocaditos sin arroz. En lugar de galletas para dentición se recomienda utilizar bananas congeladas o pepino frío. 

Otra sugerencia es cambiar el cereal de arroz infantil por otro tipo de cereales multigrano y avena y aumentar el consumo de agua por sobre los jugos.