La relación entre hermanos es única. Hay cariño y complicidad pero no está exenta de conflictos y competencia. Generalmente los hermanos son los primeros amigos de los hijos y con ellos aprenden a socializar, compartir y convivir. Pero también aparecen sentimientos como la rivalidad y los celos.

Esto puede desencadenar en peleas y discusiones, que pueden alterar el orden familiar y causar estrés en el hogar. Pero contrario a lo que se puede pensar, este tipo de conflictos son saludables y necesarios para el desarrollo de los hijos.

Laura Markham, psicóloga infantil es autora de ‘Peaceful Parents Happy Kids’. En este libro hace reflexiones sobre cómo la estabilidad del hogar depende de cada uno de sus miembros.

Los conflictos son naturales y necesarios entre los hermanos. Fotos: Pixabay

“Si la paz depende de que los niños estén obligados a tragarse sus necesidades para que sus hermanos estén más cómodos de manera regular, no es bueno para ninguno de ellos. Los hijos necesitan desarrollar sus voces, aprender a expresar sus necesidades, probar estrategias para alcanzar sus objetivos”, indica en la publicación.

Por lo tanto, dejar que uno de ellos siempre se salga con la suya puede ser contraproducente, pues no solo se le enseñará que siempre tendrá lo que quiere, sino que su hermano o hermana aprenderá que sus necesidades son menos importantes que las del resto.

Una de las dudas que pueden tener los padres es si deben intervenir. La especialista recomienda esperar y escuchar. Se debe intervenir únicamente si los niños por sí solos no han logrado resolver el problema.

Para lograrlo hay que evitar buscar un “culpable”, dice. En su lugar hay que recordar a los chicos que hay que tratarse con cariño y respeto, y enseñarles a ponerse en el lugar del otro para evitar herir a los demás.