Estefanía Grunauer tiene dos motores en su vida: sus hijas Alegría y Victoria. Las necesita pues su trabajo demanda mucha energía y tiempo. Su día empieza a las 05:00 y se extiende hasta medianoche, aunque hay días que la jornada puede ser aún más larga.

Grunauer es abogada de profesión y desde mayo del 2019 es Supervisora de la Agencia Metropolitana de Control de Quito. Así, sus días transcurren entre equilibrar la tarea de vigilar que las actividades de la ciudad transcurran con orden y velar por sus hijas.
Alegría, de tres años, es quien añade siempre el toque de locura y espontaneidad al hogar. Con la complicidad de su madre tiene "licencia" para generar cierto descontrol en su casa. Victoria, de 5 años, es la más creativa. Cada día sorprende a su madre con relatos y aprendizajes.

Aunque no cambiaría un minuto de tiempo con sus pequeñas, sabe que debe enfocarse también en su trabajo. Es madre soltera y cabeza de hogar. Sus hijas dependen de ella y también quiere ser una inspiración para su futuro.

Una de las tareas más complicadas que tiene es balancear su tiempo para poder cumplir con su trabajo y compartir con sus dos pequeñas. No pasa un día sin que les prepare el desayuno y organice las clases virtuales de su hija mayor. Antes de acostarse siempre vigila que sus pequeñas también estén descansando.

"Ser madre sola no es un impedimento, pero es duro cuando tengo que irme, mis ojos se llenan de lágrimas y me pongo en los zapatos de muchas de las funcionarias que no tendrán quién cuide de sus hijas", reconoce. Espera que con el tiempo se pueda reconocer más el trabajo de las madres más allá del cuidado de los hijos.