La importancia de la nutrición adecuada en los niños

La desnutrición infantil alarma a la región. Este problema incide directamente en el desarrollo de los niños.En el hogar se debe enseñar a los pequeños a comer bien y de todo.
El consumo de frutas y verduras desde temprana edad permite a los niños recibir nutrientes necesarios. Foto: Freepik

El consumo de frutas y verduras desde temprana edad permite a los niños recibir nutrientes necesarios. Foto: Freepik

21 de agosto de 2019 12:20
Nancy Verdezoto

La primera infancia es fundamental para garantizar un desarrollo completo de los niños. Si en los primeros 5 años de vida se les provee de todos los nutrientes que ellos necesitan, crecerán sanos y tendrán más oportunidades para ser exitosos.

Sin embargo, en Ecuador el 25,7% de niños menores de 5 años sufre anemia; mientras que la desnutrición crónica alcanza el 25,3%. Esto tiene un impacto negativo en la crianza, que incluso afecta al aprendizaje.

“Los efectos de la desnutrición en la primera infancia pueden ser devastadores y duraderos. Pueden impedir el desarrollo conductual y cognitivo, el rendimiento escolar y la salud reproductiva, debilitando así la futura productividad en el trabajo. Dado que el retraso en el crecimiento ocurre casi exclusivamente durante el período intrauterino y en los 2 primeros años de vida, es importante que las intervenciones de prevención de la atrofia, la anemia o la xeroftalmia ocurran en la edad temprana”, explicó un estudio de la Organización de Estados Americanos (OEA).

Para determinar que un niño sufre de desnutrición, se usan tablas de referencia de peso y talla. “Cuando el chico tiene hasta un 15% de déficit de peso en las tablas internacionales de la OMS (NCHS), es flaco. Si le falta del 15 al 25% es desnutrido en primer grado, del 25 al 40%, desnutrido de 2º grado y más del 40% de déficit, desnutrido de tercer grado; según la clasificación de Gómez que hace 45 años usamos tanto en Chile como en Argentina”, explicó el pediatra argentino Abel Albino, durante una entrevista con FAMILIA.

Lo importante es entender que la desnutrición es el nivel crónico de una mala alimentación y puede provocar varios problemas. Como complemento de los desórdenes nutricionales está la malnutrición, que puede provocar obesidad y sobrepeso, que genera hipertensión, accidentes cerebro-vasculares y diabetes tipo 2.

Por ello, es fundamental fomentar una correcta nutrición en toda la población, tanto en las mujeres embarazadas como en los niños. Esto se empieza desde casa, en la alimentación diaria.

“El hablar de alimentación adecuada involucra: incluir todos los grupos de alimentos en el plato, como 25% de proteína (carnes, lácteos, granos), 50% vitaminas y minerales (vegetales y frutas), 25% carbohidratos (cereales, tubérculos); desayunar siempre; mantener porciones adecuadas; incluir colaciones a media mañana y tarde”, aclaró Albino.

Así, un ejemplo de desayuno adecuado incluye un vaso de leche, una tortilla de maíz o de trigo, yuca o verde, un huevo y fruta natural. Aquí se incluyen todos los grupos alimenticios y en cantidades adecuadas para los niños y adolescentes. Lo importante, según los nutricionistas, no es restringirles sino animarles a probar todos los productos, aunque luego no les gusten.

“El aprendizaje se inicia en la familia, que es la que marca los hábitos alimenticios en el niño. Además, debe considerarse que si un alimento no está en su dieta, la inclusión debe ser paulatina y presentada en diferentes formas de preparación, con recetas creativas, para que se vuelva atractivo”, recomendó Albino.

Según la organización Healthy Children, que acoge a pediatras de la Academia Americana de Pediatría, los niños pequeños y niños en edad preescolar se desarrollan en períodos de crecimiento abrupto y su apetito viene y va en esos períodos, “por lo que pueden comerse toda la comida un día y el próximo día casi nada. Esto es normal, y mientras les ofrezca una selección saludable, obtendrán lo que necesitan”. Por ello, también se debe entender a los pequeños cuando empiezan a negarse a comer cualquier alimento que se les provea, aunque se hagan todos los esfuerzos por ‘camuflar’ las verduras o las proteínas.

Hay que hacer que los niños entiendan que los vegetales son necesarios, “ya que el cuerpo no fabrica vitaminas ni minerales. Y eso lo entienden haciendo juegos, dándoles premios y sanciones, hasta que se acostumbren. Lo mejor es evitar los castigos, pero es la última opción”, dijo Albino.

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