El ‘hotel mamá’ necesita reglas

Es clave que padres e hijos adultos establezcan horarios, límites de gastos y normas de convivencia para evitar conflictos
Cada vez más chicos se quedan a casa, lo que implica una carga extra para los padres. Foto: Pixabay

Cada vez más chicos se quedan a casa, lo que implica una carga extra para los padres. Foto: Pixabay

4 de agosto de 2021 10:06
Andrea Rodriguez

Se trata de un fenómeno que viene de la crisis financiera, agravada por la pandemia. La falta de empleo y los costos de establecer sus propios hogares hacen que los jóvenes no puedan -aunque quieran- salir de la casa de sus padres. Los muchachos sufren las tasas de desempleo más altas y ganan los salarios más bajos, lo que agrava el problema. Además, el precio de una vivienda o de un arriendo es alto en comparación con los posibles ingresos económicos.

Algunos datos ayudan a comprobar estos hechos. Según cifras de la Comisión Económica para América Latina, en el año 1991, el porcentaje de hijos adultos de entre 25 y 34 años que vivían en casa de sus padres era del 28,7%; en 2001, ese porcentaje ascendía al 37,7%. Se calcula que luego de la pandemia superará el 60%. Tan universal es esta realidad que toda una generación ha sido bautizada como la del ‘hotel mamá’ o la ‘generación canguro’. Y no faltan los calificativos para los jóvenes adultos: ‘aprovechados’, ‘cómodos’ e ‘inmaduros’. Esta valoración no satisface ni a padres ni a hijos. De hecho, hay vástagos que regresan a la casa después de graduarse de la universidad porque no tienen trabajo, o terminan el servicio militar y deben volver. También están los que nunca se fueron, que son la mayoría.

En el caso de las mujeres adultas, ellas buscan antes su realización personal; las hijas se van primero que los hijos, unos tres años antes en promedio. Buscan más la libertad material y psicológica que les otorga no seguir haciendo trabajos caseros que no se suelen exigir a sus hermanos.

El terapista familiar Juan Cordero dice que un tema recurrente es el de los gastos. Para los padres, el tener hijos mayores en casa puede crear lazos familiares más sólidos, pero es importante estar consciente de los costos. Más del 80% de los padres brinda en este tiempo apoyo financiero a sus hijos durante la edad adulta temprana.

El experto recomienda dar una suma fija o una mesada al hijo, sin perder la pista de a qué se dedica ese dinero. El vástago que lo recibe deberá enfocarse en utilizar el límite otorgado por sus padres.

Si el hijo no tiene trabajo, es importante, además, hablar sobre cuáles son sus planes para conseguir uno. Vivir en casa de los padres puede ser una oportunidad para tomar una actividad a tiempo parcial, o una pasantía que podría ayudarle a adquirir experiencia y abrir puertas para el futuro.

Los padres no deben poner en peligro sus finanzas y su jubilación mientras ayudan a su hijo. Por ejemplo, pagar la cuenta de teléfono de su prole puede ser una tentación, pero hay que hacerlo solo si eso no repercute de manera negativa en las finanzas familiares.

En las sociedades de los países latinoamericanos, los padres tampoco son proclives a dejar ir a los hijos. Se las denomina ‘estrategias de retención’. Frases como: “para qué te vas a ir, si estás bien” surgen de la idea de los padres de que no tiene sentido que un hijo soltero viva en otra casa en la misma ciudad. Lo ven incluso como un fracaso, como si hubiesen hecho algo mal. Además, sospechan que el entorno va a pensar que hay algo que no funciona en la familia.

Los padres consideran que es importante que sus hijos o hijas sean independientes, pero no se piensa que la autonomía deba pasar necesariamente por un alejamiento físico. Los siguen protegiendo y cuidando. Esta convivencia puede provocar conflictos por espacio, permisos, horarios y gastos.

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