El tráfico de las ciudades colapsa, los centros comerciales están abarrotados, las compras no paran y quedan pocos días para realizar aquellas reuniones que llevan semanas de planificación.

En medio del trajín puede ser fácil olvidar la verdadera esencia de la Navidad: la solidaridad y el amor. Esta época es ideal para transmitir esos valores a los hijos.
En muchas familias se aprovecha esta época para hacer donaciones. Generalmente se entregan ropa y juguetes que ya no se utilizan. Pero las organizaciones sociales hacen un llamado a no regalar lo que sobra.

“Cuando hacemos esto, muchas veces estamos enseñando que otros son los depositarios de nuestras sobras y no es así. Lo mejor es enseñar a los niños a dar algo que realmente otros necesitan, no perder de vista que las personas se merecen dignidad”, explica la psicóloga infantil María Laura Irigoyen.

Una buena opción es compartir tiempo. Ser voluntario en una organización de ayuda social puede enseñar a niños y adolescentes sobre realidades distintas. Podrán conocer de primera mano historias que, de otra forma, no conocerían.
“Ayuda mucho a desarrollar la empatía el compartir tiempo con los otros. También servir a los demás es importante para reconocer que no todos tienen la misma suerte”, agrega la especialista en salud mental.

Algunas familias y grupos de amigos se reúnen cada diciembre para elaborar fundas de caramelos y entregar a fundaciones que trabajan con niños. Además de llegar con caramelos y chocolates, aprovechan para realizar agasajos y darles un momento de alegría.

Sin embargo, la solidaridad y la empatía no deben ser valores que se limitan a la temporada navideña. Los especialistas recomiendan continuar con acciones sociales durante el resto del año.

Aunque la mayoría de colegios realiza actividades de ayuda social que vinculan a los estudiantes, es importante que los padres sean parte de esto. “Si los niños crecen viendo a papá y mamá ser solidarios, ser agradecidos, respetuosos y afectuosos con los demás, entonces aprenderán que no solo se trata de un ‘deber’ para Navidad, sino que es una actitud que debe permanecer todo el tiempo”, apunta Irigoyen.

Lo importante es encontrar una causa que sea de interés para todos los miembros de la familia. Puede ser ambiental, infantil, de ayuda a los adultos mayores o personas con enfermedades catastróficas. También puede ser a fundaciones de rescate animal.