Aprender a cultivar una relación sana con el cuerpo es una de las tareas más difíciles que enfrentan los jóvenes hoy en día. Así como el siglo XXI trajo posibilidades infinitas de aprendizaje a través de la información, también expuso a los jóvenes a un sinnúmero de imágenes e ideas sobre cómo deberían verse. Estas presiones son especialmente fuertes durante la adolescencia.

Una de las preocupaciones más frecuentes entre los psicólogos es el creciente número de casos de trastornos de la conducta alimentaria como uno de los indicadores que revelan los problemas que enfrentan los jóvenes con respecto a su imagen corporal. Al respecto se han llevado a cabo varios estudios para tratar de identificar los factores que pueden contribuir al desarrollo de estos problemas o al desarrollo de una percepción positiva sobre la imagen personal.

Para la psicóloga Alexandra Campos, los trastornos de la conducta alimentaria afectan a una fracción representativa de la población, pero sigue siendo un porcentaje relativamente bajo. “Evidentemente, es un problema que estamos tratando de solucionar, pero también tenemos que enfocarnos en la prevención”, explica. Ella considera que existe un grupo aún más grande, un porcentaje alto de la población, que tiene problemas con su imagen corporal.

“El problema es que no se contabiliza en estadísticas y tampoco se piensa como un problema que se debe solucionar”, agrega la experta. Por ello trabajar en la relación que cada persona tiene con la imagen que ve en el espejo es fundamental desde la niñez.

Una de las formas de lograrlo es enseñar a los niños y niñas que cómo se ven es apenas una parte de lo que ellos son y no es lo más importante. “Hay que empezar a dar cumplidos que no necesariamente tienen que ver con su imagen como ‘eres muy inteligente’ o ‘eres un excelente amigo’ para que ellos entiendan que vale la pena trabajar en otros aspectos de su vida además de su imagen.

Otra recomendación es entender y no subestimar las presiones que atraviesan los chicos por verse de determinada manera. Al contrario, ayudarles a encontrar un estilo de vida saludable y a tomar acciones para que se sientan cómodos con su cuerpo es una forma de evitar que se aíslen y se tomen conductas dañinas a escondidas.

Los padres deben evitar hacer comentarios sobre el peso de los hijos de una forma que pueda interpretarse como crítica. “No podemos no involucrarnos con el estilo de vida que llevan nuestros hijos y no poner atención a lo que ven en las redes sociales y luego sorprendernos si empiezan a tener comportamientos peligrosos”, finaliza.