Enseñar el valor de la humildad

Los niños deben aprender esta cualidad desde pequeños, que les ayudará a ser mejores
Enseñar el valor de la humildad

La humildad es un valor que se cultiva desde casa y se aplica durante toda la vida. Foto: Pixabay

14 de septiembre de 2018 15:10
Nancy Verdezoto

En términos simples, ser humilde significa sentir respeto hacia los demás, no menospreciar a nadie ni creerse más que los demás. La humildad es uno de los valores más importantes de la vida, pero resulta un poco complicado de explicarlo a los niños, sobre todo cuando son pequeños.

Pero ¿cómo se explica este concepto a los niños, sobre todo cuando -como padres- nos sentimos orgullosos de ellos por cada pequeño logro que tienen? Los papás siempre queremos que nuestros hijos sean perfectos y consideramos que sus logros los convierten en los mejores de todos.

Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, la humildad es la “virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento”.

Esto no significa sentirse menospreciado o que nosotros mismos no reconozcamos nuestros logros y éxitos. O en su defecto que consideremos que lo que hacemos no vale la pena ser festejado y valorado.

Por ello, es indispensable no confundir los conceptos y entender que somos seres humanos que estamos siempre en construcción, aprendizaje y crecimiento permanente.
Si logramos hacer que los niños entiendan esto, sabrán disfrutar de sus logros, pero sin caer en el orgullo y la vanidad.

Para enseñar a los niños de la humildad es importante ser el ejemplo de los chicos y aprovechar las situaciones cotidianas para que ellos entiendan en la práctica lo que significa.

Psicólogos educativos recomiendan a los padres enseñar a sus hijos a ganar, es decir disfrutar de la victoria, pero sin ridiculizar a los que han perdido. Así, si su hijo realiza algún deporte explíquele también que no siempre se gana y que es importante aceptar la derrota y felicitar al vencedor.

Otra forma de explicar la humildad es acercarse a las personas mayores y que sepan que ellos pueden enseñarles mucho, sobre distintas cosas; por lo que deben escucharlos y conversar con ellos.

Uno de los principales problemas que existen en las nuevas generaciones es que son incapaces de aceptar su responsabilidad en los actos y siempre encuentran un culpable de todo lo que les pasa. Esto está aupado por la decisión de los padres de hacerles la vida más fácil y de quitarles el peso de las consecuencias.

Un claro ejemplo de ello es cuando nuestro hijo saca malas notas. Él siempre culpará al maestro de ser ‘malo’ o de haberle ‘agarrado el diente’, pero una mala nota nunca será la consecuencia de su falta de aplicación al estudiar. Como papás debemos explicarles que si reprobó un examen es su responsabilidad y para suplir esa falla deberá esforzarse más.

Si hacemos que los chicos sean conscientes de que lo que hacen o dejan de hacer es su única responsabilidad, ellos empezarán a entender que como seres humanos nos podemos equivocar, pero es de valientes reconocerlo y enmendar. Esta enseñanza debe ser permanente en su vida.

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