El bebé guía su alimentación con tu ayuda

El ‘baby- led weaning’ es un método de alimentación complementaria, que ofrece múltiples beneficios para padres e hijos.
El involucramiento familiar es fundamental durante este proceso.  Foto: Pexels

El involucramiento familiar es fundamental durante este proceso. Foto: Pexels

2 de marzo de 2022 08:00

A partir de los 6 meses de vida, los bebés deben iniciar la alimentación complementaria. Florencia, de 7 meses, así lo ha hecho.

Por recomendación del pediatra, Ana Dávila, su madre, complementó hace un mes la leche materna y de fórmula que le ha dado con algunas sopas de vegetales y frutas en puré.

El proceso de alimentación se comparte en familia. Su hermano mayor y sus padres le acompañan en la mesa y comen todos juntos.

Al observar a los otros integrantes, la bebé va aprendiendo, dice Ana. La pequeña toma con sus manos los alimentos que le sirven. Descubre las texturas y los sabores, llevando la comida a su boca.

De eso se trata justamente la técnica del ‘baby-led weaning’: de que los pequeños por curiosidad e imitación tomen por sí mismos los alimentos que les ponen a su alcance a la hora de la comida y experimenten.

En esta técnica no son los padres los que dan de comer en la boca a los niños, sino que son ellos quienes lo hacen de forma autónoma. Eso no significa que puedan alimentarse con todo, más bien es que los bebés cuenten con opciones saludables y adecuadas a su edad, provistas por sus progenitores y que de ahí escojan.

A Florencia, poco a poco le seguirán añadiendo más alimentos en su dieta. Hay que saber aprovechar, en varios aspectos, la etapa en la que se encuentra la pequeña. La alimentación es uno de ellos.

Roberto Martínez, pediatra y docente de la Universidad Técnica del Norte, dice que el método del ‘baby-led weaning’ desarrolla habilidades motoras y que estimula cierta autonomía, pues el bebé decide qué es lo que quiere comer.

¿Cómo empezar?

Para aplicarlo con los hijos, primero se deben corroborar ciertos requisitos, como que el bebé pueda sentarse, sujetar los alimentos con las manos y que haya desarrollado el reflejo de expulsión de comida.

El especialista sugiere, además, dar de probar, por tres días seguidos, frutas fáciles de digerir (como la papaya, el melón o la sandía), para observar la tolerancia. Así se determinará si un alimento le hace daño.

Para comenzar con la implementación, hay que proveer trozos grandes de frutas suaves al menor (similar al tamaño de un dedo de adulto).

El primer año, jamás se debe dar cítricos, frutos secos, enlatados, frutos rojos, alimentos con conservantes o embutidos. Esto se debe a que el intestino de los bebés está en desarrollo hasta los 11 meses por eso la alimentación complementaria tiene que ser gradual.

Tampoco es buena idea ofrecerles alimentos licuados por tiempo prolongado, porque lo que más rechazan los niños es la textura de la comida, así que si se acostumbran a los alimentos líquidos luego tenderán a negarse a las composiciones más sólidas.

El inicio de la alimentación complementaria no debe sobrepasar los 6 meses de edad, advierte Martínez. Aunque no es regla general que se inicie a esa edad en todos, mientras más tarde se incorpore, menos beneficios se obtienen. Si no se hace a tiempo, el bebé podrá presentar carencia de nutrientes, entre otros problemas.

Esta técnica también puede aplicarse de forma combinada, es decir, alternando la alimentación tradicional (purés y alimentos líquidos) con sólidos y, siempre, al menos hasta el año, incluir la lactancia materna o fórmula según el caso.

Si los niños son prematuros, las condiciones son diferentes. Para ellos, el especialista explica que se debe estar al tanto de las complicaciones y circunstancias del recién nacido. Entonces, bajo supervisión de un pediatra, se determina a qué edad ya es apto para iniciar la alimentación complementaria con este método.

La modificación en el modo de comer de los menores es paulatina. Nunca se puede iniciar con una alimentación completa de golpe.

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