CÓMO HABLAR DE LA PRIMERA MENSTRUACIÓNPreparar a las niñas para la pubertad ayuda a que no tengan traumas.Menstruar es señal de que el cuerpo y la vida de una niña cambiarán para siempre. Algunas lo toman como algo natural y para otras es traumático. De cualquier manera, el primer periodo dice algo claro: esa niña se está convirtiendo en mujer.Según María de los Ángeles Núñez, psicóloga clínica, la edad en promedio para la menarquia u00c2u0096así se llama el primer sangradou00c2u0096 es de 11 años. Eso quiere decir que algunas niñas empiezan a menstruar a los nueve años. u00c2Por eso se debe empezar a hablar sobre el tema a partir de los ocho añosu00c2, dice Núñez. Antes de abordar el tema, los padres deben entender qué es la menstruación y qué implica en sus vidas.El ciclo menstrual suele durar 28 días en promedio, pero en algunas mujeres se puede dar entre 24 y 36 días. Los ovarios producen estrógeno y progesterona para preparar el endometrio, que es una membrana que recubre la cavidad del útero para albergar al óvulo fecundado. En el día 14, el ovario libera un óvulo, lo que se conoce como u00c2ovulaciónu00c2.
Cuando este no es fecundado, cae hacia el endometrio y este se rompe. Es ahí cuando se produce el sangrado.Aunque generalmente las escuelas educan a los niños sobre sexualidad, es fundamental que los padres también lo hagan desde el hogar. En lugar de evitar u00c2esau00c2 conversación, se recomienda que haya dos tipos de charlas: una seria y otras espontáneas. u00c2Se debe hacer una explicación formal, frente a la computadorau00c2, dice Núñez, pues es importante que las niñas vean gráficamente qué es lo que va a ocurrir en su cuerpo. Pero también se deben aprovechar las preguntas sin planificación
para que el tema se normalice paulatinamente y que no sea un tabú.Es importante que las niñas aprecien este momento de cambios en lugar de verlo como algo negativo. Por eso las madres y padres deben cuidar su lenguaje. Según Núñez, hay que eliminar el término u00c2enfermedadu00c2, pues la menstruación no es una patología.En
su lugar, se lo debe llamar u00c2menstruaciónu00c2, sin vergu00c3u00bcenza, ya que esto no es impedimento para que las niñas sigan con su rutina normal. Cambiar el lenguaje podría disminuir o, incluso, eliminar los cólicos menstruales, porque muchas veces no son dolores fisiológicos, sino que pueden resultar de un estado de ánimo bajo.Cuando los padres empiecen a ver los cambios físicos que indican que se acerca la menstruación deben proporcionarle una toalla sanitaria. Así la niña estará preparada para el periodo en cualquier momento.u00c2El padre tiene que saber que su hija ya menstruóu00c2, dice Núñez, pues es un hecho positivo en el que no hay nada vergonzoso. Esto no significa que los padres tienen el u00c2derechou00c2 de contarlo a sus familiares y amigos, pues se debe respetar la confidencialidad si la niña así lo quiere. De igual manera, es una decisión de ella
contarlo a sus amigas o amigos.Hablar sobre la menstruación es preparar el terreno para cuando llegue el momento que, sin duda, va a cambiar la vida de nuestras hijas. Hacerlo con anticipación solo hará que la menstruación sea algo natural, positivo y que no produzca traumas ni vergu00c3u00bcenza.
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