La dislexia no es una enfermedad

2016-06-26 05:00:00
Carla Sandoval

LA DISLEXIA NO ES UNA ENFERMEDADEs un trastorno que afecta el proceso de lectura y escritura.Con el avance de la ciencia se ha logrado descubrir un sinnúmero de trastornos que afectan el proceso de aprendizaje. No es que antes no existieran estos problemas, sino que ahora se conoce qué son, cómo operan y las consecuencias que traen para el desarrollo de los niños.Pero más importante aún, es que ahora se comprende por qué algo que podía resultar sencillo y cotidiano antes era tratado como una enfermedad y hasta una incapacidad, lo que generaba problemas de autoestima y de confianza.Uno de estos temas es la dislexia. Seguramente muchos conocen de qué se trata o al menos están al tanto de que este es un trastorno del aprendizaje en el proceso de lecto-escritura, en el que se tienen dificultades para recitar el alfabeto, denominar letras, realizar rimas simples y para analizar o clasificar los sonidos.Además, la lectura se caracteriza por las omisiones, sustituciones, distorsiones, inversiones o adicciones, lentitud, vacilaciones, problemas de seguimiento visual y déficit en la comprensión, según lo conceptualizó la Organización Panamericana de la Salud.Pero en palabras más sencillas, la dislexia genera un problema para que los niños puedan reconocer los sonidos de las letras o su grafía (la forma de escribir cada letra). Así, muchos chicos con dislexias confunden letras entre sí, como la 'p' con la 'q', la 'b' con la 'd', entre otras.Esto hace que sea más complicado para ellos la lectura y la escritura. Pero el principal problema está en que no todos los maestros están en capacidad de entender este tipo de trastornos y la reacción que toman es criticarlos, menospreciar su esfuerzo e incluso llamarlos tontos o lentos, porque no pueden ir al ritmo del resto de sus compañeros.En el documental 'Journey into Dyslexia', difundido en la cadena de televisión HBO, los expertos Susan y Alan Raymond hacen un análisis de cómo la dislexia afecta a cada individuo de forma distinta y por qué la sociedad no está lista para responder a las necesidades educativas y formativas de estos chicos.Según Susan Raymond, la dislexia es un problema neurobiológico, es decir que no se trata de una falla en la educación, sino de una estructura diferente del cerebro.La dislexia va más allá de tener solo problemas en el proceso de lectura y escritura, está ligado también a la compresión, la memoria de corto plazo, el acceso al léxico, la confusión entre la derecha y la izquierda, las dificultades en las nociones espacio-temporales. Por lo que no solo se trata de no saber leer y escribir.Además, se debe considerar que no hay dos disléxicos idénticos y por tanto cada caso es único y no todos presentan los mismos síntomas. Hay niveles de dislexia y hasta ha llegado a comprobarse que una persona puede ser disléxica en un idioma pero no en otro.Así, lo que los niños requieren es que existan profesionales que sean capaces de cumplir con las necesidades de aprendizaje individuales. Sin embargo, el problema está en que cuando alguien escucha dislexia viene el estima.La gente cree que si no puedes leer eres estúpido. Pero la realidad es que tienen un problema neurobiológico que provoca una deficiencia en el lenguaje y que se puede mejorar con una buena educación. Pero muchos chicos, al no recibir atención y diagnóstico oportunos terminan por abandonar la escuela y sienten que son un fracaso, explicó Susan Raymond.La dislexia recién se puede diagnosticar entre los 6 y 7 años, que es cuando los chicos aprenden normalmente a escribir y a leer. Es decir que a partir de allí se deben realizar terapias de apoyo para que se puede sobrellevar este trastorno. Pero además, requiere de la comprensión de maestros y padres que deben informarse respecto de cómo actuar frente a este tema.No se trata de presionarlos más, sino de apoyarlos en el proceso de aprendizaje, que puede ser lento.Para tener un diagnóstico de la dislexia se debe recurrir a psicopedagogos para que realicen una evaluación. En ella se puede determinar si existe otro trastorno como el de la atención. Una vez se conozca el diagnóstico, los expertos analizarán la mejor forma de ayudar al niño. A veces se incluirá una tutoría llamada entrenamiento de la conciencia fonológica, que mejorará la comprensión de los sonidos y letras que van juntas. Ayudarlos es una tarea de los colegios pero también de los hogares.

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