Sexo rápido o lento ¿Cuál es más intenso?

La velocidad y la duración son cuestiones que están muy ligadas entre sí en un encuentro sexual. Lo que debe primar, ante todo, es la calidad y la satisfacción.
Que sea rápido o lento depende de cada  individuo implicado en la relación. Cada  ‘modalidad’ tiene sus ventajas y beneficios.  Foto: Pexels

Que sea rápido o lento depende de cada individuo implicado en la relación. Cada ‘modalidad’ tiene sus ventajas y beneficios. Foto: Pexels

25 de julio de 2022 08:00
Gabriela Balarezo

Hay personas que prefieren correr a caminar. Otras que le dedican un buen tiempo a desayunar en tranquilidad mientras leen o ven las noticias, por ejemplo. Y están los que prefieren tomarse un café rápido de camino al trabajo. La vida es un recorrido en el que elegimos esto o aquello.

En este sentido, en lo que a encuentros sexuales se refiere hay una cuestión que siempre ha estado en debate: ¿Qué es mejor el sexo rápido o lento? La respuesta general es que, como todo en la vida, depende de cada persona, su contexto, sus preferencias, circunstancias e incluso el escenario, explica el sexólogo Édison Pazmiño.

Andrea es directa y apresurada al hablar. Trabaja como periodista y está soltera. Aunque hay una creencia de que las mujeres prefieren el sexo lento, ella opta, por lo contrario. “Prefiero que sea rápido y conciso”, dice. Cuando el acto sexual se alarga más de la cuenta sin que ninguna de las partes llegue al clímax considera que la situación se torna incómoda. “A mí me parece, si son cinco minutos, pero de calidad, está bien. Si llegas tú y llega él está bien”, finaliza.

Lo cierto es que cada elección tiene sus pros y sus contras. Además, la velocidad del encuentro sexual suele estar ligado a la duración o al tiempo del mismo. El sexo rápido —los “rapiditos” o “mañaneros”, por ejemplo, como menciona el sexólogo Pazmiño — pueden resultar excitantes y emocionantes y favorecer la satisfacción de ambas partes. Mientras este sea el desenlace y sea de calidad y sustancioso no es contraproducente, manifiesta el experto.

A pesar de que la adrenalina es un elemento que suma al disfrute y el erotismo, el sexo lento también tiene sus ventajas. David tiene 33 años y es médico. Está casado desde hace seis años y tiene un hijo pequeño. Él prefiere que los encuentros sexuales sean lentos porque le gusta tomarse su tiempo para disfrutar. Confiesa que el vértigo de su vida profesional y la rapidez de la vida diaria le hacen plantearse que “en las cosas profundas de la vida, como es la sexualidad, hay que tomarse su tiempo”.

En esta línea, hay una investigación del doctor Joel Block, terapeuta sexual, que considera que la práctica de demorar o contener un orgasmo puede aumentar la intensidad cuando finalmente se lo alcanza. El acto sexual resulta mejor que en otras ocasiones.

“Lo importante es tener un tiempo de funcionamiento sexual equilibrado, acorde a las personas, circunstancias para que no existan estos momentos de insatisfacción y no se conviertan en un problema”, recuerda Pazmiño. Más que la cantidad (o la velocidad) lo que debe primar es la calidad, dice el especialista. 

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