Las relaciones amorosas deben ser satisfactorias. Una pareja se junta para complementarse, para hacerse más fuerte y para apoyarse mutuamente. Conforme pasa el tiempo y se conocen más, las relaciones tienden a fortalecerse y a crear un lazo de intimidad.

Pero, ¿qué pasa cuando esta relación no es constructiva? ¿Cuando uno de los dos se siente en superioridad al otro? Si en una pareja no existe equilibrio, se puede convertir en una relación tóxica.

Según la psicóloga clínica Stephanie Oliva (FB: Nuna Alli), una relación tóxica está basada en la inseguridad y en la baja autoestima. En una relación disfuncional “está en juego la relación de poder en la pareja; siempre existirá una persona que dependa de la otra o que sea controlada”.

Esto implica que uno de ellos siempre tratará de evitar las discusiones por miedo a la ruptura de la relación. Asimismo, empezará un proceso de aislamiento personal, en donde importará más el bienestar del otro que el propio, perderá a sus amistades y su círculo de estabilidad; así como la autonomía personal, en pro de que convertirse en la persona ‘perfecta’ para que el otro no la deje. “En las relaciones tóxicas se pierde el sentido de individualidad, se idealiza a la pareja y se hace todo por ella”, puntualizó Oliva.

De allí que es común que aparezcan comportamientos de “comprobación”, como los celos, la revisión periódica del celular, de redes sociales, de la ubicación en la que se encuentra, de con quién está la otra persona, etc.

No obstante, estas verificaciones nunca llenarían por completo a la pareja, porque el miedo a ser dejados, a dejar de poseer al otro, serán más fuertes que cualquier evidencia de inocencia que se presente.

“La comprobación llega a niveles en los que no se respetan límites, porque surge de pensamientos distorsionados de lo que es una persona; se tiene un autoconcepto pobre, se piensa que no es suficiente y que seguro le está engañando con otra persona. Esto le incita a comprobar dónde está, me seguirá queriendo...”, dijo la especialista.

En el país, se ha normalizado de cierta forma que una persona sienta celos por su pareja. El problema surge cuando estos celos son excesivos, porque vienen de creer que el otro es de su pertenencia; pero ellos sí pueden tener actitudes hirientes con el otro; engañarlo, hacerlo sentir menos e incluso recurrir a manipulaciones. 

Salir de este tipo de relaciones es complicado, pero requiere de la decisión de hacerlo. A veces se necesita ayuda profesional, porque se debe trabajar en el amor propio, en la individualidad, en el entorno que ha perdido por estar aislado.

Luego de ello, una vez que hayan sanado las heridas se puede avanzar en una nueva relación saludable. Oliva aseguró que para que una nueva relación funcione, se deben establecer límites muy claros y entender que el amor no es poseer al otro, es tener la decisión de estar en pareja, sin dejar de lado sus amistades, sus familias, sus gustos, su trabajo.

“Una buena comunicación de pareja permitirá entender que las relaciones avanzan, que evolucionan y la intimidad también. A veces atiendo a personas que piensan que si su pareja antes se arreglaba mucho para verle, se perfumaba, se vestía muy bien, pero ahora no tanto, es porque ha perdido el interés; pero no es así, es porque la relación ha crecido, hay etapas en la pareja. El enamoramiento dura uno o dos años y luego es la elección de la pareja quedarse”, explicó la psicóloga.

Empezar una relación saludable requiere confianza, creer en el otro y conocerlo antes de iniciar un acercamiento romántico, esto permitirá saber cómo es el otro, cómo actúa, cuáles son sus relaciones y cómo se acerca a los demás. Así, será más fácil decidir si es una persona que vale la pena para que sea su compañera de vida. Ahora que estamos encerrados en casa, es mejor identificar el tipo de relación que tenemos y si es saludable seguir con ella.