Los problemas económicos generan tensión no solo en las personas como individuos sino también en sus relaciones interpersonales. Cuando se trata de la economía del hogar pueden existir conflictos que incluso dañen irremediablemente el vínculo de la pareja.

Según un estudio de la Universidad Estatal de Kansas, “el estrés financiero, la comunicación y la frecuencia de desa­cuerdos económicos son factores que contribuyen a una disminución de la satisfacción de las personas respecto de la relación y aumenta las posibilidades de divorcio”.

Según la investigación, tener una buena comunicación es importante para el éxito de la relación. Pero la calidad de esta comunicación es aún más importante cuando se trata de hablar de temas de dinero. Esto responde a que la relación que cada persona tiene con el dinero es distinta y sus ideas respecto de su manejo también pueden variar mucho. Sin embargo, al ser un tema complicado muchas parejas deciden evadirlo por completo.

A largo plazo, esto puede generar muchos problemas porque cuando existe una crisis financiera hay culpas, desa­cuerdos y discusiones que podrían haberse evitado de haber creado un plan familiar de manejo de finanzas.

Uno de los primeros pasos para evitar que el dinero se convierta en un problema en la relación es que cada persona haga un ejercicio de introspección. Según Angelina López, psicóloga clínica y terapeuta de parejas, es necesario hacer una evaluación sobre cómo se siente cada uno en relación con el dinero, cuál es su historia con el mismo y cómo se sienten respecto del gasto y el ahorro.

“Puede ser que una de las personas creció en una familia que no tenía mucho dinero y que tenían dificultades para llegar a fin de mes. Tal vez la otra persona creció con la suerte de no tener que preocuparse nunca por este tipo de situaciones”, explicó la experta colombiana, desde Bogotá, en entrevista con Revista FAMILIA.

Estas diferencias pueden hacer que cada persona tenga un comportamiento distinto en cuanto al manejo del dinero. Uno puede ser más precavido y el otro puede ser más relajado y en esta asincronía pueden empezar los problemas.

Una forma adecuada de evitar estos conflictos es empezar creando un plan de manejo de dinero en el hogar. Se puede establecer cómo se gastará el dinero, cuáles son los rubros mensuales que se deben cubrir, cuánto se va a ahorrar y cuánto se puede gastar en salidas, compras y otros detalles.

“Sea uno o sean ambos quienes aportan a la economía del hogar, lo importante es que exista este plan y sea lo más detallado posible”, dice López.

Uno de los problemas que ve la especialista en sus terapias con parejas en crisis es que cuando es uno de los dos quien “lleva el dinero a la casa” cree que está en total libertad de usarlo y gastarlo como desea, y que la otra persona solo debe aceptar.

Al respecto, la psicóloga aclara que “este concepto es muy errado, porque el hecho de que la otra persona se quede en casa no quiere decir que no está trabajando para la familia”. Si se toma la decisión de que alguien no trabajará fuera del hogar y que se dedicará al cuidado de los hijos también puede ser parte de las decisiones en el uso del dinero del hogar.

Otro problema es que en tiempos de abundancia generalmente no hay problemas, pero cuando hay crisis, pérdidas de empleo, dificultades en los negocios familiares y otras complicaciones aparecen también las discusiones de pareja.

En estos momentos no sirve de nada culpar al otro, hay que buscar soluciones y hay que trabajar para arreglar aquellas fallas que pusieron a la relación “en jaque”, dice López. No sobre lo que causó el problema financiero, sino por la falta de comunicación en el plan de manejo económico del hogar.

Para empezar a solucionar el conflicto hay que sentarse y hablar. La recomendación es hacerlo en un lugar neutral. También es importante hacer el ejercicio de escuchar con atención lo que la pareja tiene que decir y, en ciertos casos, buscar apoyo de psicólogos o asesores financieros.