La reciente ruptura de los artistas Carmen Villalobos y Sebastián Caicedo pone sobre la mesa las diferentes formas en que las parejas reaccionan tras finalizar una relación. Los actores, que estuvieron juntos durante 13 años — y casados desde 2019—, confirmaron su divorcio hace pocos días.

Parece que la separación se ha dado en buenos términos y de mutuo acuerdo por los mensajes que se han dedicado en sus redes sociales. Aunque, tras el anuncio, Villalobos borró de su perfil de Instagram todo rastro de su ahora exesposo, Caicedo todavía conserva algunas imágenes (del año pasado) en su ‘feed’.

La psicóloga Carol Obando, experta en dependencia emocional, recomienda que, tras una ruptura, haya contacto cero con la expareja. “Bloquearlo está bien. No lo estamos haciendo por él o ella. No importan los comentarios que haya alrededor”, asegura. Esto es importante porque “lo estamos haciendo por salud mental”.

Después de una ruptura, los implicados necesitan procesar el dolor, explica Obando. Y los constantes recordatorios que les quedan de esa relación no ayudan al procesamiento del dolor. Por eso, para la experta, es fundamental que cada uno elimine las cosas que tienen en común y eviten buscarlo o buscarla en redes sociales. Eso solo hace más profunda la herida.

De todas formas, no todas las personas son capaces de eliminar de un día para otro todo rastro de su ex. En estos casos, la psicóloga sugiere que se pueden guardar todas las cosas en una caja y sellarla con unos letreros que adviertan que no se puede abrir. Una vez procesado el dolor y si se sienten capaces pueden botar la caja y el contenido.

El contacto cero, advierte, no aplica para matrimonios o parejas con hijos en común, por las evidentes circunstancias. Hay un lazo (los hijos) que los va a unir para toda la vida. En esta situación deben trabajar en equipo, ya no en una relación romántica, si no como padres.

Cuando hay un objeto valioso de por medio, como un anillo de compromiso o alguna joya, la psicóloga recomienda dejarlo a un lado y guardarlo para que no sea un constante recordatorio de la unión que tenían. Si se sigue usando no le va a permitir avanzar. 

A continuación algunos testimonios:

Sofía. Borrar todo recuerdo

Fue una relación que duró seis meses y terminó en la época en la que empezó la pandemia. Éramos compañeros en la universidad y nos veíamos todos los días y con el confinamiento todo se volvió difícil.

No sabíamos cuándo nos íbamos a volver a ver. Esa incertidumbre empezó a dañar la relación. De repente no estaban bien las cosas entre los dos, no nos estábamos haciendo bien. Aunque yo no estaba segura de querer terminar, él tomó la decisión de acabar con todo.

Aunque no fue una ruptura en malos términos sí resultó muy dura para mí. No quería tener nada que me recordara a él cerca. Algunas cosas que me había regalado las guardé en la bodega. Boté otras cosas a la basura o al inodoro. Tenía en mi clóset algunos sacos (tipo ‘hoodies’) que me había prestado y eso fue lo único que le devolví.

Quería borrar todo rastro de mi relación con él, no podía ver nada porque lloraba. Eliminé todas las fotos en las que salía con él del celular, de la ‘compu’ y de redes sociales, aunque en realidad no suelo subir muchas cosas a esta plataforma. Borré hasta su número de teléfono para no tener la tentación de contactarle.

El ‘duelo’ por el fin de esta relación me duró unos seis meses y me pasé otros seis meses más pensando todavía en él de vez en cuando. Los primeros meses fueron los peores, sobre todo por el encierro. Fue una experiencia diferente a mis rupturas anteriores.

Cuando terminé con un novio anterior, solo borré las fotos del celular y no de la ‘compu’ porque no me afectaba para nada verlo. De otras relaciones pasadas conservo todavía un libro (de Borges), porque es un libro que me gusta y no lo iba a botar ni a devolverlo. Tengo todavía un perfume que me regaló otro ex, que uso y seguiré usando hasta que se acabe. Ninguna de las dos cosas me recuerda a ellos, así que no tengo problema.

Antonio. Ruptura sin rencor

Estuvimos juntos por un año y medio. Era mi compañera de carrera. Todo se torció una vez que salí con mis amigos y a ella no le gustó. Se portó muy mal conmigo y ya me estaba cansando de que fuera tan celosa y controladora así que estaba decidido a terminar la relación. Pero fue peor porque ella para intentar retenerme armó todo un plan para hacerme creer que estaba embarazada.

Cuando finalmente descubrí que no era verdad, le dije que ya no quería estar con ella. Para mí fue un alivio. Durante el tiempo que estuvimos juntos, ella era muy detallista. Me regaló todo tipo de cosas como rompecabezas y modelos de aviones para armar y también suscripciones a videojuegos. Así que cuando terminamos, porque eran cosas que me gustaban, no le devolví nada. Nunca tuve la necesidad de hacerlo. Tengo un baúl que me regaló y que uso para guardar cosas. No me recuerda a ella, así que no hay problema.

Todavía hay regalos que me dio que están en algún lugar de mi cuarto guardados, pero no tengo la intención de buscarlos para botar. Me los encuentro a veces cuando ordeno mi cuarto. Si es algo que no me sirve sí lo boto. Tampoco borré las fotos en redes sociales en las que aparecía con ella.

En realidad, no le doy importancia a eso. No soy de esas personas que bloquean. Aunque fue una ruptura dramática, no hice nada en especial. Lo único que he ido borrando son los mensajes y comentarios en Facebook que escribí cuando éramos novios. Desde hace unos dos años, cada vez que Facebook, cada cierto tiempo, me recuerda estas publicaciones las voy eliminando. Los borré porque ya ha pasado bastante tiempo y al leer esos mensajes me siento incómodo. No porque le tenga rencor a mi ex, sino porque ya no quería que Facebook me recordara más esos momentos.

Estefanía. Un amor para olvidar

La relación terminó cuando él se fue a hacer una especialización al extranjero sin la intención de volver en algún momento. Habíamos estado juntos por más de tres años y en los primeros meses, aunque sabíamos que no teníamos futuro juntos, seguíamos hablando por WhatsApp o por videollamadas casi a diario y a pesar de la diferencia horaria.

Con el tiempo empezamos a darnos cuenta de que teníamos que ponerle un punto final a lo nuestro. Desde ese día que hablamos y dejamos todo muy claro, yo borré prácticamente todo lo que me recordara a él y me tentara a seguir en contacto. Eliminé todas las fotos de mi celular, las que había subido a mis redes sociales y también su número de contacto. Aunque borré todas esas fotos, cada vez que cambio de celular se vuelven a cargar; creo que están guardadas en la nube, pero no sé cómo eliminarlas del todo.

A pesar de eso, siento que es algo que ya no me afecta. Cuando estábamos juntos, él tenía en mi casa su propio cajón para guardar ropa y usarla los días que se quedaba a dormir. El mismo día en que él viajó saqué de ese cajón toda la ropa y la boté a la basura. Muchas de las cosas que me regaló las guardó todavía, están en un algún lugar de mi cuarto que no suelo revisar a menudo. Pero no es por una razón sentimental. Simplemente están ahí.

Un peluche que me regaló lo usan mis perros y mi gato como juguete, al igual que otro peluche que me dio un ex anterior. Tampoco me deshice de una taza, en la que tomó café todos los días, porque me gusta. Me enteré de que él todavía conserva en su cuarto de acá muchas de las cosas que le regalé y que hice para él. Si algún día regresa, las verá, me imagino. Casi no tengo contacto con él; aunque yo borré su número, él me escribe a veces a preguntarme cosas puntuales.