En momentos tan complicados como los que vivimos, existen algunas características personales que nos ayudarán no solo a sobrellevar la crisis sanitaria que atravesamos, sino también a llevar una relación de pareja exitosa.

A lo largo de la historia se han realizado varias investigaciones para determinar cómo lograr la estabilidad y la felicidad en los matrimonios. Se ha concluido que la satisfacción conyugal es uno de los factores más importantes para la felicidad de las personas y que esta se extiende a los hijos y a la familia en general. Pero ¿cómo se llega a la satisfacción completa en el matrimonio? Hay algunas variables que resultan claves, sobre todo en lo que respecta a la convivencia matrimonial: las habilidades de comunicación, el modo de afrontar las novedades que surgen en el día a día, la visión del matrimonio que tiene cada uno son algunas.

De acuerdo con los científicos, hay dos categorías principales de las situaciones que pueden provocar desajustes en el matrimonio. Una son las crisis del desarrollo, que son universales y se pueden prever.

Estas son las que surgen en la adaptación a las distintas etapas por las que atraviesa cualquier matrimonio: el comienzo de la convivencia, el nacimiento de los hijos, cómo se organiza el trabajo (fuera y dentro de casa), el proceso de aprendizaje de la maternidad y paternidad, entre otros.

La otra categoría que influye en la satisfacción marital es la forma en que se responde a los imprevistos y cómo cada miembro de la pareja está dispuesto a hacer un esfuerzo por el otro, su capacidad de sacrificio y el nivel de madurez según la situación lo requiera.
Una investigación realizada por John Gottman, de la Universidad de Washington, analizó a cientos de parejas durante 14 años, para determinar qué es lo que provoca que una pareja siga junta. De acuerdo con los resultados, las principales causas de rupturas matrimoniales están ligadas al modo de interactuar durante los conflictos y la propia historia de la relación.

Parece elemental pensar que las situaciones negativas, como el aislamiento social actual, o un despido, una enfermedad o el fallecimiento de un familiar pueden generar un problema en la relación. Pero la preocupación se produce si el conflicto de la pareja nace de circunstancias que en un principio son positivas o agradables, como las vacaciones o la compra de una casa. Este es un indicador de que los problemas son mucho más profundos.

Incluso, el permanecer en cuarentena puede provocar un impacto mayor en la relación, porque se debe convivir 24 horas al día, los siete días de la semana, con la pareja y con el estrés de la situación mundial de por medio.

No obstante, existen algunos comportamientos que pueden fortalecer a un matrimonio. La investigadora Terri Orbuch, experta en temas de relaciones de pareja, estudió durante más de tres décadas el comportamiento de 373 matrimonios y llegó a la conclusión de que las parejas más felices son aquellas que afirman su afecto de forma regular: se piropean, se ayudan, se apoyan mutuamente e incurren en comportamientos afectivos no sexuales, como cogerse de la mano, acariciarse el rostro y otros ejemplos.

Entre los resultados también se evidenció que son los hombres los que más necesitan esta afirmación afectiva, pues las mujeres, generalmente, la obtienen de otras personas que no son sus maridos, como sus hijos, sus amistades y sus padres. Asimismo, otra de las características de las parejas felices es que hablan con frecuencia sobre asuntos que no tienen nada que ver con la relación.

Según Orbuch, una buena herramienta para fortalecer a la pareja es reservar como mínimo 10 minutos al día para charlar sobre otras cosas que no sean el trabajo, la familia, el cuidado de la casa y la relación en sí. Aunque ahora (por el coronavirus) es complicado, porque parece imposible abstraerse de cómo se van a pagar las facturas, cómo van a salir de la crisis y cómo cuidarse.

Ala final merece la pena hacer el esfuerzo por olvidar todo esto y hablar de música, de política, de los sueños, de lo que harán al salir de la cuarentena o de lo que sea. Este pequeño cambio “infunde nueva vida a las relaciones”, explicó la experta en el Journal de Amor. Es necesario trabajar en los aspectos positivos como pareja.