Hay pocas crisis que pueden impactar tanto la vida de una pareja como la pérdida de un hijo. El proceso de duelo varía de persona a persona, y cada individuo encuentra la forma de sobrellevar este tipo de situaciones. Pero, en ocasiones, esto puede causar problemas en el entendimiento de la pareja y llevar a una crisis o un divorcio.

La pérdida de un hijo es, sin duda, un episodio que no se espera en la vida familiar. “Es algo que reta nuestra percepción de lo natural. Generalmente somos los hijos quienes sufrimos la pérdida o la muerte de un padre o una madre, y no al revés. Esta ruptura causa un choque interno y es muy difícil de procesar”, explica la psicóloga clínica Esther Pantoja. En ocasiones las pérdidas son repentinas, como ocurre en accidentes. Pero también puede darse el caso de una enfermedad larga, en la que los padres ven el deterioro de sus pequeños y eso también les causa un impacto muy grande.

En cualquier circunstancia, papá y mamá pueden tener problemas para entender por qué ocurrió, por qué le tuvo que pasar a su hijo e incluso si ellos mismos pudieron cambiar algo para que el desenlace fuera distinto. Para la especialista, estas son dudas normales que llegan a todo padre que experimenta este tipo de pérdida.

Consejo: Evite culparse a sí mismo o a su pareja sobre lo ocurrido. Esto es un mecanismo de defensa ante el dolor. Foto: Freepik

El duelo y el proceso de adaptación que deben llevar los padres después de entender que su hijo o hija ya no estará más en sus vidas es diferente para cada persona. “Algunas personas prefieren hablar y otras no lo quieren mencionar. A veces hay una ruptura porque podemos sentir que la pareja no nos entiende, que no nos escucha”. dice Pantoja.

También puede aparecer la culpa. Muchos padres se culpan a sí mismos pero también pueden empezar a responsabilizar a la pareja de lo ocurrido. En estos casos, la relación sufre un quiebre del que es casi imposible recuperarse.

Por razones evidentes, la relación también será desatendida, por lo que es frecuente que después de un tiempo las personas se sientan alejadas de su pareja. Si uno de los dos logra estabilizarse antes que el otro, puede sentirse olvidado y así decidirse por una separación.

Para evitar que la pérdida de un hijo resulte también en la ruptura del resto de la familia, es importante contar con espacios de asesoría con personas capacitadas. Los psicólogos y psicoterapeutas ayudan a las personas a atravesar períodos difíciles y les ayudan a obtener herramientas para sobrellevar mejor las situaciones de dolor.

Por ello es importante que tanto los padres como hermanos de la persona fallecida acudan a terapia, en conjunto y por separado. Así podrán expresar libremente sus sentimientos y emociones y juntos podrán encontrar un cierre a este episodio doloroso de su vida.

Pantoja reconoce que la muerte de un ser querido es sin duda uno de los momentos más difíciles de superar, pero que con la ayuda correcta se puede evitar que la familia entre en depresión.

Hay especialistas que se dedican a acompañar a pacientes y familiares -cuando se afronta una probable pérdida por enfermedad- y los ayudan a prepararse”, dice la psicóloga.

Finalmente, la terapeuta recomienda tomar estas experiencias y sacar algo para beneficio de otras personas. Hacer acciones en honor a la memoria de los seres queridos es una buena alternativa.