LES INVITAMOS A COTORREARUna campaña por nuestros viejosAllí esta nuevamente parada en esa esquina; no viste el típico atuendo del menesteroso, camina erguida, luce muy digna, pero al instante en que los carros paran frente a la luz en rojo, se acerca y extiende su mano en busca de una u00c2caridad'. ¿Quién es? ¿Por qué está allí? ¿Acaso es una timadora? La verdad no tiene pinta de mendiga y ¿ entonces...? Quizás trabajó toda su vida pero nunca pudo ahorrar para su vejez. Incluso pudiera ser que tenga una pensión jubilar pero lo que recibe no le alcanza para subsistir. Más aún, en momentos como el que vivimos, no sería nada raro que tenga a su cargo nietos que sus hijos emigrantes le dejaron. ¿Cuál es su historia? ¿Estará dispuesta a compartirla o tendrá temor de hacerlo porque pudiera perder su única salida? ¿Qué está pasando con nuestros viejos? Y digo nuestros porque nos pertenecen, son parte de nuestra patria, de nuestra historia y de nuestras vidas. ¿Cuántos tienen que seguir trabajando y a cuántos les toca mendigar a pesar de sus años? Ha llegado el momento de juntar las voces y exigir el derecho a una vejez digna, hay que iniciar una campaña en busca de mejores días para ese segmento olvidado de la población. Hoy por ti, mañana por mí.